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ShowMatch 30 años: lo que no se vio la noche del regreso de Marcelo Tinelli a la pantalla chica

Los detalles de la primera emisión ShowMatch detrás de cámaras.

03 Mayo de 2019 17:46
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En la puerta de Laflia se ubicaron vallas desde temprano. El lunes era el gran día para el equipo liderado por Marcelo Tinelli. No se trataba de un regreso a la televisión y nada más. Era el día en el que se iniciaba el ciclo número 30 para ShowMatch. En un año con elecciones, en medio de una crisis cambiaría, y un complicado clima social, la vuelta del cabezón fue el tema de conversación en los últimos días. La expectativa se ubicaba sobre lo que mostrarían y con qué nivel de producción. Y no es para menos. Aquel muchacho que comenzó repartiendo sándwichs en la radio convertido en empresario retornaba a la pantalla chica y como cada año se esperaba que sorprenda. Pero, ¿cómo se vive desde adentro? ¿Cómo es estar en el mundo que articula el programa con mayor rating de la tevé?

La entrada al estudio no llama la atención pero anuncia que detrás de la fachada se mueve una maquinaria humana y técnica importante. Luego de pasar por un pasillo se accede al piso desde el que Tinelli saluda con su clásico 'Buenas Noches América'. 

La intensidad de las luces,  tal cual aparecen en el programa, enceguecían. La música al máximo volumen y las pantallas de LED encendidas con los logos del programa rápidamente producía esos nervios momentáneos que se sienten al momento de subirse a una montaña rusa. Pero aquí sería más que eso. Puede gustar o no el programa, pero ante el despliegue y el movimientos de personal, se parecía al inicio de un gran espectáculo difícil de definir. 

Tanto el personal técnico como el equipo de producción se instalaron en los estudios de La Corte, el edificio donde desde 2017 se emite ShowMatch y sus programas satélites. Todos se conocen. La mayoría cuenta con antigüedad y los pocos nuevos se integran enseguida. De hecho, ese lunes  sería el inicio de una de las asistentes de piso y, como corresponde, recibió un saludo y deseo de buen comienzo de parte de Chato Prada, productor ejecutivo. 

Los tiempos estaban contados para todo. Los ritmos de las pruebas de sonido, de vestuario, de luces y ensayos generales de los diferentes cuadros se repasaron más de cinco veces en cada caso. Se probó cada luz, cada traje y cada movimiento. El trabajo comenzó desde temprano, pese a que recién a las 22.30 comenzó el show. 

Cerca de las 15, se convocó a las personas que estarían ubicadas en la tribuna. No sería público general, sino que por el debut se trató de alumnos y ex alumnos de distintas academias de baile. No era un arreglo de conocidos, no pensemos mal. Sino que formarían parte de la apertura. Cada uno de ellos recibió una porra verde al ingresar. Los que lo hicieron más temprano contaron con dos, pero finalmente terminaron compartiéndolas."Todos compartan las porras, ahora sumamos más si hace falta", decía la jefa de coach. Ella estaba al mando. Dirigía al público y lo hacía ensayar. '1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 8'. Y repetía.

A su lado, una de las coreógrafas marcaba el paso. En mención de los números debían cumplir con un movimiento. En el último conteo dos bailarinas eran elevadas por la fuerza de su co-equiper. Los primeros ensayos no dejaron conformes a los productores pero sin perder la sonrisa motivaron a cada asistente voluntario para repetir la acción. Para las 17.45 todo estaba mejorando. Ganaron un descanso para que pasaran a probar los micrófonos las invitadas especiales. Julia Zenko, Patricia Sosa, Marcela Morelo, Fabiana Cantilo y la lista sigue. Todas se encontraron en la pista. Ese fue el punto de partida de su presentación. Coordinaron y lo hicieron. Esta parte no tiene demasiado suspenso. Todas son grandes cantantes y artistas, se conocen mucho y juntas logran siempre agradar al público.

Luego llegó el turno de los bailarines. Pasaron varias veces su coreo además de ser el momento en el que los cámaras también repasaron por donde debían hacer las tomas. Nada estaba librado al azar. Incluso las bailarinas que acompañan a Tinelli cada noche desplegaron sus coreografías.

El hombre de Bolívar ya había hecho lo propio el domingo por la tarde junto a su equipo, y dio el visto bueno en lo referido a la música, la iluminación y las cámaras dirigidas por Fernando Rolón por segundo año consecutivotras la salida de Alejandro Ripoll.

Tras esos ensayos generales, se realizó una pasada general para controlar los tiempos. Eran las 19 y parecía que el programa había empezado al menos cuatro veces. La gran pista se despejó para que pasen los humoristas a practicar cómo harían el saludo al líder de la productora.

Mientras tanto, los trabajos de peinado y maquillaje de todos los artistas que participarían de la apertura ya habían comenzado en tandas. Los pinceles, brochas y peines estaban listos para recibir a cada personaje. A las figuras se las esperaban con un delicado catering ubicado en bandejas de lajas negras. Además, se repartieron jugos naturales y ramos de flores como obsequio pero la mayoría de las figuras no quisieron llevárselas.

Los camarines eran compartidos pero no había ningún inconveniente con eso hasta que Adriana Varela encendió el primer cigarrillo. Sin mencionar nombres, ninguna de las cantantes quisieron compartir ese espacio. Pero no generó conflicto entre ellas, solo se lo aclararon y fin de la historia. Los productores se enteraron pero no le dijeron nada, solo encendieron el aire acondicionado y la cantante de tango arrojó perfume para evitar que se evidencie más el olor. Faltaban dos horas para que en los televisores de la Argentina y en países limítrofes se observe lo que hace meses se comenzó a planificar.

A las 22 todos los que protagonizarían la apertura tan esperada llegaron al piso del estudio para ser microfoneados. Luego se ubicaron en sus lugares y comenzó el gran show. Media hora después, el director realizó un conteo regresivo que aumentó la adrenalina. "Falta un minuto", dijo primero. "Vamos que salimos, 15 segundos. 14, 13, 12, (...) AIRE!". La tribuna aulló. En la pantalla central se vio el video y luego lo se dio inició al baile y canto ya visto durante estos días. Entre cuadro y cuadro la producción armaba y desarmaba prolijamente las escenografías que se desarrollaron dentro del estudio. Como testigos siempre dispuestos de ser parte del show, estaban ubicados el Mago sin Dientes (con su galera característica), el doble de Sandro (que si lo mirás fijo se acerca y saluda simpáticamente) y el resto del séquito fijo de ShowMatch.

Una vez iniciado el programa se abrió el bar de la productora, un sector VIP en el que durante el certamen es también conocido como la sala de boxes. Allí los participantes esperan ser llamados por Marcelo Hugo, estiran, calientan y se cruzan con sus competidores. Bueno, esta vez la sala contaba con distintas islas de comida y bebidas rodeadas de sillones blancos y mesas ratonas decoradas con bouquets florales. Los invitados especiales y parte del equipo podían ver el programa desde allí y degustar platos como sushi, comida árabe de todo tipo, ensaladas, fiambres y quesos, y hasta un cerdo glaseado.

Además, había dos mesas con delicias dulces de todo tipo. Porciones pequeñas de tortas, postres especiales dentro de frascos de vidrio y pequeñas delicias que tentaron a más de uno. Para beber, las opciones eran menos variadas, pero no menos importantes. Se podría elegir desde agua mineral, jugos, aperitivos de baja graduación alcohólica como también champagne en barril tirado. Si, como se lee. Un barril de metal vertical con su canilla lista para colmar las copas de burbujas. Entre la felicidad del inicio de un gran show y los chin-chin en loop, las carcajadas comenzaron a resonar más con el paso de las horas. Desde ese sector se escuchaban los alaridos de la tribuna, que celebraban cada aparición de los sketch y tapes con Lionel Messi o el insoportable con Wanda Nara desde Italia. También los presentes se expresaron ante el video emotivo que le prepararon sus hijos al conductor. Pasadas las 12 Tinelli se despidió emocionado. 

En el VIP no solo estaban los bailarines, asistentes y figuritas. También estaban algunos de los integrantes de la familia del conductor. Por ejemplo, el hijo del conductor, Francisco escuchaba sus palabras de agradecimiento. No dejaba de mirar la pantalla y sonreía junto a dos amigos. Pese a su perfil bajo, llamaba la atención que en su mano derecha llevaba un anillo de sello con sus iniciales. No solo llamaba la atención el diseño sino que también su tamaño. 

El espacio luego del final comenzó a colmarse. Y los humoristas históricos como, Miguel del Sel, Pachu Peña, Teto Medina, entre otros, no dejaron de probar varios de los platos y compartir bindis con los presentes. Al parecer el ex Midachi tenía hambre, ya que fue uno de los más vistos en degustar. Dentro de Laflia se vivía un microclima, como el de un casamiento judío o griego, en el que pasa de todo y nada tiene desperdicio. El paso del tiempo es diferente. Todo es intenso y acelerado por momentos. Ante el despliegue es difícil recordar la crisis y los problemas monetarios pero esto es posible porque saben mantener bien las apariencias. En ediciones anteriores, la apertura contó con mayor despliegue y los invitados recibían regalos o el pago de un cachet extra. En esta oportunidad, por ejemplo, las figuras femeninas de la música argentina solo recibirán el pago por las horas que brinda el Sindicato de Músicos, e incluso contar con su propio vestuario. 

Si se evitan los detalles mínimos, el aire que se respiraba parecía de otros tiempos, por lo menos esa primera noche del show. Una vez terminado este primer envío, Tinelli saludó a sus invitados y a lo amigos y familiares que lo acompañaron en este muy esperado regreso. Ahora sí, Laflia se había puesto definitivamente en marcha y cueste lo cueste intentarán mantener el ánimo festivo durante todo el año, más en un aniversario tan especial. Esperemos que el rating y la suerte los acompañen.