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Siete años sin Sandro: el misterio de la "dama de la noche"

En 1965, a los 20 años, Roberto Sánchez reveló que una enigmática mujer lo llamaba por teléfono y no acudía a la cita. ¿Verdad? ¿Leyenda?

04 Enero de 2017 07:35
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Hoy se cumplen siete años de la muerte de Roberto Sánchez, Sandro, un auténtico ídolo popular y tal vez el más grande cantautor romántico de habla hispana de todos los tiempos. Se lo extraña, y mucho. A lo largo de su extensa carrera, Sandro supo mantener un verdadero enigma en torno a su vida privada. Se sabía exactamente lo que él quería que se supiera. En su juventud, cuando su música era más cercana al rock, supo crear misteriosas sagas que mantenían en vilo a la prensa y a los (y sobre todo a las) fans. Como la historia de "La dama de la noche", una enigmática señorita que supuestamente lo llamaba por teléfono todas las noches a su casa sin dar su nombre, hasta lograr enamorarlo, que lo citaba y luego, tan cruel, no acudía a la cita. ¿Cuánto era cierto? ¿Cuánto no? Nunca lo sabremos. En 1965, cuando Sandro tenía 20 años, esta apasionante historia de amor se publicó en dos entregas en la revista Nuevaolandia. 

En la tapa de la revista que siguió la saga de "La dama de la noche"

“Mi dama de la noche”

Necesito contarle a alguien mi drama, muchachos. Necesito decir, confesar la verdad. Desde hace un mes, más o menos, vengo recibiendo a diario llamados de una mujer. Al principio lo tomé como una broma de mal gusto de alguna amiga. Luego creí que sería una admiradora que había conseguido mi número y lo utilizaba. Pero después pude comprobar que ese mujer misteriosa que me llamaba no era ni una cosa ni la otra. No sé, pero los hombres nos damos cuenta cuando somos amados. Y mucho más cuando somos amados con desesperación. Porque eso era lo que sentía esa mujer por mí: amor desesperado. Insistí para vernos pero fue inútil. Ni siquiera me dio su número de teléfono. Vale decir que todo dependía de los llamados de ella. Fue una tortura, una angustia permanente. Vivía pendiente del teléfono. Ella acostumbraba a llamarme de noche y fue así que empecé a pasarme las noches en vela esperando que sonara el aparato, esperando escuchar su voz. Empecé a llamarla “Mi dama de la noche”. Por las horas en que me llamaba y porque su voz  era como esas flores que precisamente se llaman “dama de noche” y perfuman hasta embriagar. Por primera vez en mi vida tenía que elegir entre mi pasión por cantar y esa pasión desenfrenada que me hizo nacer la mujer del teléfono. Desmejoré físicamente y más de una vez estuve a punto de abandonar mi carrera. Se que creció mi iracundia y que me volví hostil con todos. Pero no podía hacer nada. Ella era como yo: apasionada, ardiente, enemiga de todo prejuicio.  Encontraba en esa mujer a mi complemento. No dije nada a nadie por temor  a que intervinieran creyendo hacerme un favor y terminaran por destrozarme totalmente.

Frenético show con "Los de Fuego", su banda.

        "Falta una semana para conocer a la única mujer que logró conmoverme. Y me consumo en esa espera

-¿Y ahora? ¿Cómo andan las cosas? ¿La viste? ¿Sabés, al menos, quién es?

         -No. Todavía no. Me juró que dentro de una semana nos vamos a encontrar. Se lo pedí, se lo rogué. Por fin accedió y sé que no faltará a la cita.

         -Entonces estás más tranquilo...

         -Hasta cierto punto. Falta una semana para conocer a la única mujer que logró conmoverme. Y me consumo en esta espera. De ahí que volví a mi vieja pasión por las armas. Disparando mi fusil o mi pistola me siento más tranquilo. El ruido me ensordece y me obliga a no pensar.  Todo se verá dentro de una semana...

Nota 2: “Sandro: '¡Que no mientan más!'”

El desborde, lo insólito, la fuerza desatada. Eso es Sandro en todo momento. No sólo cuando actúa en el escenario o ante los inquisidores lentes televisivos sino también en su vida particular. Actualmente vive la incertidumbre de la que nos hicimos eco hace dos semanas cuando nos confesara su pasión por la misteriosa voz femenina que lo llama todas las noches. Una incertidumbre que aún no encontró el cauce exacto para desembocar en la verdad: “la dama de la noche” sigue permaneciendo en las sombras y Sandro, que concurrió a la cita sin obtener resultado alguno, sigue viviendo un estado de exaltación permanente que, como es de suponer, trasciende a su labor artística.

"Me vuelvo sobresaltado, temblando".

"Escucho una voz en la calle y me parece reconocer la voz de ella

-No quisiera volver a hablar de “ella” hasta tanto no la conozca personalmente, hasta tanto no sepa su nombre... todo lo relativo a ella. Pero de lo que sí quiero es hablar de una verdad que aún no sé por qué no se dice de una vez por todas. Me acusan, dicen que soy un desenfrenado, que soy un excéntrico que encontraría ubicación más segura en el elenco de un circo que en el terreno de la nueva ola. Y eso me lastima hondamente porque es una mentira burda. (...)  Los últimos acontecimientos... todo eso de la misteriosa mujer que me llama y toda la serie de pensamientos, de dudas que me acometen... me hacen sentirme exaltado a cada instante. Escucho una voz en la calle y me parece reconocer la voz de ella. Me vuelvo sobresaltado, temblando... Esto le pasa a toda persona que tiene curiosidad, necesidad de saber algo. Entonces imagínense en qué estado de ánimo voy a trabajar... Los amigos me dicen que suspenda mis actuaciones, que me tome un par de semanas de descanso... ¿Pero me quieren decir qué derecho tengo yo a defraudar al público? Entonces voy a trabajar esté como esté... La mayoría de las veces tengo que tomar algún calmante antes de subir a escena... (...)

         -¿Y si conocieras a ese misteriosa mujer... todo ese fuego tuyo se apagaría?

         -Pienso que no. Pienso que mi relación con ella me daría un nuevo motivo de vida... o de muerte... Cuando un hombre conoce a una mujer a la que quiere de antemano, su vida cambia... No sé hasta dónde cambiará mi vida cuando la conozca... Pero en lo que respecta al fuego que siento que me consume... no creo que lo pierda. No sé si al conocer a mi dama de la noche ese fuego mío se apaciguará o se intensificará... Pero de lo que estoy seguro es de que en estos momentos ese fuego se ha avivado y a él y solamente a él se debe mi forma de actuar...