21 Noviembre de 2019 12:39
En los últimos capítulos, algo cambió en Argentina, tierra de amor y venganza. En efecto, la pareja protagónica de Delfina Chaves (Lucía) y Albert Baró (Bruno) sumó un nuevo “obstáculo” a su relación. El arco narrativo, que ya había incorporado a Malena Sánchez (Francesca), integró ahora al personaje de Joaquín Berthold (Sagasti).
A diferencia de los culebrones tradicionales -y patriarcales- a los que los televidentes están acostumbrados, Leo Calderone y Carolina Aguirre tomaron la decisión de plantear un panorama mucho más complejo y real para el guión de ATAV. La paradoja del “final feliz”, la imposición de sostener a la pareja protagónica y la incorporación de una variable no menor: ¿por qué Lucía no puede volver a enamorarse y rehacer su vida con otro hombre?
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Capítulos atrás, se incorporó a la ficción Berthold, quien personifica a un moderno periodista de mundo, editor del diario en el que supo escribir Lucía y al que tuvo que renunciar después de sufrir acoso sexual por parte de su por entonces jefe. Sin embargo, luego del salto temporal, fue el lugar elegido por la protagonista para hundir a Torcuato Ferreyra, el hombre con el que la obligaron a casarse.Semana a semana, las columnas firmadas por Juan de Marzo revelaban la cara más oculta del villano, acusado no sólo de trata de mujeres, sino también de mafioso y asesino. Nadie sospechó que quien escribía era nada más y nada menos que la propia mujer de Ferreyra. Luego del salto temporal -y tras ser descubierta-, Lucía tuvo que escaparse de las garras de su marido y publicó, además, un libro en el que relató la dura historia de Raquel (China Suárez), la joven polaca víctima de la trata de la época.
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Enamorado de la sagacidad y la pluma de Juan de Marzo, Sagasti decidió convocar al enigmático y anónimo colaborador para ofrecerle un puesto como editorialista político. ¿La sorpresa? Quien se presentó fue Lucía, quien pensó que iba a tener que batallar el puesto por su condición de mujer. Sin embargo, se encontró con un jefe que no sólo la apoyó, sino que además la empoderó dentro de la redacción al darle el lugar que se había ganado con su talento.
El cruce sentimental en ningún momento puso en tela de juicio el “ascenso” de Lucía. Todo lo contrario. “Con Delfi trabajamos mucho el hecho de que él le da el trabajo a ella porque la admira, porque confía en ella profesionalmente, no porque es hermosa”, reconoció el actor que le pone el cuerpo al ahora “cuarto en discordia”.
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“Sagasti muestra una visión mucho más moderna. La mayoría de los personajes varones no se muestran a la par de la mujer, pero como Sagasti es un hombre que viajó mucho, un hombre moderno, tiene otra visión”, analizó Berthold, al tiempo que destacó: “Lucía es la gran mártir de la novela, con lo que le pasó con Torcuato, su historia con Bruno, su hijo que no puede tener junto a su padre. Ella en Sagasti encuentra un aire”.Lucía es la gran mártir de la novela, con lo que le pasó con Torcuato, su historia con Bruno, su hijo que no puede tener junto a su padre"
En efecto, el empoderamiento de Lucía se potenció no sólo con su nuevo trabajo. Es la primera vez que el personaje de Chaves disfruta de su libertad e incluso le marca la cancha a Bruno, quien frente al nuevo cuadro se muestra desorientado y egoísta. Durante gran parte de segunda temporada, era él quien se veía conflictuado por el triángulo amoroso, mientras Lucía y Francesca sufrían por el conflicto interno: admirarse entre ellas y amar al mismo hombre.
La trama se va a resolver de una buena manera, de una manera justa y linda para todos; buena para todos"
La incorporación de Sagasti pateó el tablero y podría formar parte del final que, tal como anticipó Aguirre a BigBang, tendrá un “cierre acorde a la trama”. Es decir: nadie descarta todavía que por primera vez la pareja protagónica no viva su falso y amplio “felices por siempre”. “La trama se va a resolver de una buena manera, de una manera justa y linda para todos; buena para todos. Eso es lo importante de los finales, que sean lógicos. Inesperados, pero lógicos; inesperados, pero posibles. Sorprendentes, pero algo que vos digas: 'Esto podría haber pasado en este universo'”, explicó la guionista.
El romance entre Lucía y Sagasti está a flor de piel y no son pocos los que apoyan el giro en el guión. “Sagasti es una buena persona, la quiere y permite que Lucía se vincule sanamente con alguien, sin maldad, con admiración y cariño”, destacó Berthold, quien al momento de firmar el contrato fue advertido por los guionistas: “Mi personaje era bisagra, porque se mete en el medio dela historia con la que todos los más jóvenes espectadores empatizaron”.
Sagasti va a hacer todo lo posible por robarle el corazón a Lucía. Le va a dar pelea a Bruno"
¿Cómo sigue la historia? “Sagasti va a hacer todo lo posible por robarle el corazón a Lucía. Le va a dar pelea a Bruno. Es difícil entrar en una tira que está tan arrancada, sobre todo metiéndote en una historia principal, en el medio de un amor que todos quieren que se desarrolle. Pero este es un personaje contenedor, tierno, bueno; que le da la posibilidad a Lucía para que se desarrolle más”.
