Desde el miércoles 9, la salud de Susana Giménez preocupa a propios y a extraños. Todo comenzó cuando, a sólo cuatro días de ser vacunada con la segunda dosis de la vacuna de Pfizer, la diva dio positivo de Covid-19, luego de ser contacto estrecho con una de sus empleadas.
Además, su hija, Mercedes Sarrabayrouse, también dio positivo y quedó aislada en la mansión La Mary, ubicada en Rincón del Indio, a pocos kilómetros de Punta del Este. Pero, el panorama se complicó cuando la diva comenzó a sentir los primeros síntomas del coronavirus.
Por un lado, la diva presentó un fuerte dolor de cuerpo y, un par de horas después, le empezó a costar respirar con normalidad. Antes le había asegurado a Luis Novaresio en un brevísimo audio de Whatsapp: “Saturo bien de oxígeno, pero tengo un dolor de cuerpo horrible. No puedo hablar”.
Al otro día, cerca de la medianoche, una ambulancia arribó a la propiedad de la conductora. Después de un seguimiento virtual de un grupo de médicos, decidieron trasladarla al Sanatorio Cantegril para seguir de cerca su evolución. Por esas horas, la diva tenía un poco de fiebre y tos.
El viernes, en el primer parte médico de Susana, los profesionales de la salud confirmaron que el cuadro de coronavirus se había complicado y, por esas horas, había desarrollado una neumonía unilateral, en su pulmón izquierdo. Desde ese momento, ocupó una de las habitaciones del cuarto piso del nosocomio.
Demoran la externación de Susana Giménez: el último parte médico y la palabra de su entorno
En un principio, el primer plan de los médicos fue que Giménez debería quedar internada durante 72 horas, para ver como evolucionaba su cuadro. Desde el círculo íntimo de Susana daba por hecho que el sábado, la diva recibiría el alta. Pero eso no ocurrió.
Aunque estabilizada, la diva siempre estuvo con baja saturación de oxígeno y recibió oxígeno en todo momento. Al principio mediante la llamada “bigotera” y, luego, directamente, con mascarilla. A ese cuadro se le sumó una tos constante, producto de la neumonía.
Hace pocas horas, Dolores Mayol, histórica secretaria de la conductora, aseguró sobre el diagnóstico de los médicos: "Susana sigue estable, los resultados de los estudios dieron todos normales. Está bien de ánimo, pero sigue con tos y por eso todavía le siguen dando oxígeno por mascarilla".
Escapada romántica: Lali Espósito viajó a Iguazú con su novio, el director de Sky Rojo
En tanto, una fuente consultada por BigBang, que forma parte del círculo que atiende a la diva aseguró que “el cuadro es preocupante y de cuidado”. Por eso, pasado el mediodía del lunes, Susana dejó la habitación del cuarto piso y fue trasladada a la terapia intermedia del Cantegril. El objetivo es controlarla con mayor profundidad y estabilizar los valores de oxígeno”.
En tanto, Mayol habló otra vez sobre la internación de Susana a terapia: "El cambio a terapia intermedia es parte del tratamiento para estabilizar el oxígeno que ya dijimos que se estaba teniendo que compensar. Hasta ahora todo lo que se está haciendo está dentro del cuadro esperable de la enfermedad".
Una serie de errores y también cierta irresponsabilidad o desconocimiento, pusieron en riesgo la salud de Susana. Ella se había vacunado en Uruguay hace varias semanas. La primera dosis de la vacuna de Pfizer el 24 de abril, en el estadio de Maldonado, y el 4 de junio, adelantó su turno, para recibir la segunda dosis. Para ese entonces, ya había contraído el virus.
Un par de días antes, una de sus empleadas dio positivo de COVID. Lo normal hubiera sido que tanto Giménez como su hija esperaran 7 días y luego se hisoparan. No lo hicieron. Aunque Susana sabía que fue contacto estrecho el 31 de mayo y como tuvo un hisopado negativo, en vez de consultar, adelantó 8 días su 2° dosis, que era para el 12 de junio. Ahora sólo resta esperar que su recuperación ocurra lo antes posible.