Silvina Luna falleció el 31 de agosto tras estar 78 días internada en el Hospital Italiano luchando por su vida producto de una mala praxis generada por Aníbal Lotocki y día tras día se van dando a conocer diversos detalles de lo que fue todo el proceso de internación. Ahora, salieron a la luz distintos objetos y principios que llevaba con ella para aferrarse cuando sentía que el mundo se le venía abajo y más allá de las cosas materiales, hubo algo muy latente que marcó su vida: la fe.
En el 2010 se intervino quirúrgicamente con el falso cirujano y tres años después comenzó a evidenciar ciertos problemas en sus riñones los cuales la llevaron a confirmar que eran producto de la operación realizada. A partir de ahí, vivió una década entera visitando de médico en médico por diferentes problemas de salud que debía afrontar por el mismo motivo y a pesar de que fue un camino largo y duro, ella siempre mantuvo la idea de que con la fé, nada era imposible.
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Así pasaron 10 años con altos y bajos, aunque el último tiempo fue el peor. Diálisis cada semana, en la lista de espera para recibir un trasplante de riñón, y además, que todo lo que le estaba sucediendo la llevaba directamente a sacarle las ganas de hacer la mayor parte de las actividades que se le ponían en frente.El 13 de junio debió ser hospitalizada porque su cuadro había empeorado y ya no había remedios que le curen el dolor, sumado a que sus estudios no daban resultados positivos. Aun así, en los tres meses que estuvo presente nunca dejó de luchar y cuando parecía que desde lo medicinal ya no quedaba mucho por hacer, lo que seguía manteniendo viva la esperanza de su entorno para que la modelo continúe con vida era la fe e incluso hasta ella misma se rodeaba de objetos personales para que le den fuerzas en los momentos en los cuales sentía que cada vez se complicaba más.
Todos los objetos y detalles que tenía Luna se dieron a conocer junto al documento de la Morgue Judicial que les entregó a las autoridades para investigar y determinar si Lotocki es responsable de la muerte, como lo fue denunciado por Fernando Burlando. Sin embargo, lo que más les llamó la atención, por fuera de los primeros datos de la autopsia, es la cantidad de materiales físicos que la modelo se llevó junto a ella.
Sin dudas que todos se trataron de objetos personales que utilizó para mantenerse con esperanzas en todo el proceso en el cual fue internada y en ellos se descubrió: un llavero con la cruz e imagen de San Benito, una medalla de la Virgen, un rosario blanco y una oración de la “Natividad del Señor”.
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Justamente la oración de la “Natividad del Señor” se refería explícitamente a lo que le estaba sucediendo a ella: sentirse cansada, enferma y en una cama, internada, a la espera de que los médicos puedan salvarla y la fé rescatarla de todo el horror vivido.La misma, decía: “Concédeme que en toda necesidad llegue a ti con confianza y humildad diciendo: '¡Ayúdame!' Cuando me sienta solo y cansado, cuando fracasen mis planes y esperanzas, cuando me sienta impaciente y me resulte difícil llevar mi cruz; cuando esté enfermo y mi cabeza y mis manos no puedan trabajar”.
No era la primera vez que quedaba reflejado a simple vista lo mucho que depositaba su vida en la religión. Incluso, sus familiares en varias ocasiones habían pedido cadenas de oración para mandarle fuerzas y que la modelo pueda salir del Hospital y regresar a su hogar. De hecho, se dio a conocer que en las visitas que le hacían sus allegados, más allá de su hermano que estuvo todos los días presentes para ella, le llevaban diversos objetos y artefactos para transmitirle buenas energías.