04 Enero de 2017 12:42
En 1976, Sandro decidió dirigir formalmente su primera película. (En realidad, el artista y algunos actores que participaron del rodaje dieron a entender que también había dirigido la anterior, Operación Rosa Rosa, pero en los créditos aparece firmada por Leo Fleider). En Tú me enloqueces, única que firmó como director, Roberto Sánchez formó una dupla romántica invencible nada menos que con Susana Giménez. Así nació una amistad inoxidable que el Gitano sellaba en público yendo al programa de la diva cada vez que ella lo requería. Aquí se reproducen la historia de la película en palabras del propio Sandro, el tema que le dio nombre, las mejores fotos de la época y algunas perlitas del Gitano en el célebre show televisivo.
"Tú me enloqueces", según Sandro
Tú me enloqueces es en realidad dos películas en una: el desarrollo del argumento y una comedia musical entera. Creo haberla hecha con todo. Al principio aparecen unos treinta motociclistas, después hay un cuerpo de baile de veinte personas. Creo que cuando se hace una película no se debe ahorrar, de lo contrario significa una defraudación al público... La gente paga con dinero legítimo y entonces hay que darle lo mejor... Por eso he filmado mucho para tener más material para elegir, para que mí película sea lo mejor posible. La total responsabilidad de la película es mía. Desde la elección del primer decorado hasta el procesado de la copia A de estreno.
Yo tenía escrito un guión a medias con Jorge Falcón. Pero era algo totalmente distinto, una historia que ocurría en Bariloche. Cuando se empezaron a barajar nombres para la figura femenina, alguien tuvo la idea de nombrarla a Susana. Entonces, claro, “la mano” vino de otra manera: "Su" no podía ser sólo una “partenaire”. La llamé y le pregunté qué le gustaría filmar. Nos dio varias ideas buenas. Y además, como de yapa, descubro que tenía una gran ternura, que es una mujer espléndida, una gran amiga. Y acá viene la cosa: eso es un poco lo que queremos decir en la película. Mostrar -sin pretender llevar un gran mensaje, sino tan sólo lograr una buena comedia musical- que las “estrellas” son gente como todo el mundo. Que ser famoso no inmuniza al amor, a la tristeza, a las pequeñas y grandes desventuras. Me parece necesario transmitirlo.
Pura onda en el set de filmación, aunque ellos decían que nunca pasó nada.
Cuando anuncié que filmaría una película con Susana Giménez, que haría una comedia musical con pretensiones y un nivel decoroso, me constaba íntimamente que enseguida se iba a descargar la habladuría densa y cargosa de quienes envidian el éxito de los demás. '¿Cómo? ¿Este loco dirigiendo? ¿Quién es para agarrar una cámara? ¿Qué sabe de cine?' Desde cara de piedra para arriba y para abajo, había mil variantes para enjuiciarme y denostarme con la debida antelación. Y me dije: 'Bueno, Roberto, ya que estás en el baile, procurá bailar lo mejor que puedas... No hagas papelones. Rompete el alma. Demostrales a esos que algo aprendiste de Emilio Vieyra, de Leo Fleider... que no hiciste 20 películas al divino botón'. Me aferré, en consecuencia, a la consigna de no defraudar a nadie, de salir adelante con dignidad. Sin recursos bajos, sin chabacanerías, sin poses de divo... Me considero un tipo sencillo y que ha ganado mucho dinero respondiendo a una vocación, entregando lo mejor de sí para escalar posiciones y adquirir un prestigio.
Afiche de la película.
Yo sé que es muy difícil que a uno lo consideren realmente un director. También sé que me puedo dar el superlujo de dirigir porque soy Sandro. Es un privilegio que tengo. Pero que yo sepa, nadie que se haya sacado el Prode rompió la boleta. Mi película no tiene pretensiones testimoniales, podrá decirse, también, que es pasatista, pero de lo que estoy seguro es que está hecha con dignidad.
Miradas en el auto.
Susana es una profesional mil por mil. ¡No te imaginás! Nunca tuve un problema, siempre de buen humor, siempre fresca. Le decís que la esperás mañana a las tres de la mañana en Marruecos y a las tres menos cinco la encontrás lista. Es una maravilla como compañera y profesional y como actriz, disciplinada. Pero por encima de todo, su presencia en el set, tierna y amistosa, me alentaba para resolver con decisión esos problemas de creación que surgen a último momento y que a veces pueden comprometer toda tu obra.
Abrazaditos los dos.
Cuando un hombre pasó los 30 se replantea muchas cosas. Como que la carrera de cantante se puede terminar, como la necesidad de expresarse de otra manera. Se trata de decidir el futuro, de avanzar. Me siento armónico. Hasta ahora viví a full, pero me costó bastante entender mi posición en la vida. Hubo una época en que no tenía en claro las circunstancias que me rodean, las complicaciones de mi oficio. Después comprendí que ciertas actitudes hay que dejarlas en casa, que las histerias no sirven para nada. Me di cuenta de que era un privilegiado, porque vivía de lo que me gustaba.
Sandro en el programa de Susana: los mejores momentos
1988
1994. Sketch
2001. Entrevista
Sandro 2008. Llamada por el Día del amigo
La despedida de Susana a Sandro (2010)