por Alejo Paredes
18 Diciembre de 2024 11:17Actriz, bailarina, periodista, emprendedora, activista y trabajadora social, Valeria Licciardi es una mujer que desafía etiquetas. Su vida, tan multifacética como inspiradora, está marcada por la constante búsqueda de libertad y autenticidad. Desde su irrupción en los medios como la primera mujer trans en participar de Gran Hermano hasta su trabajo como activista y empresaria, para aquellos que la conocen Valeria se convirtió en un símbolo de lucha y resiliencia. "No sé muy bien adónde va mi vida. Me interesan muchas cosas, creo que es un problema de exceso de deseo lo que me está pasando", cuenta en una distendida entrevista con BigBang.
En 2015, Licciardi sorprendió al ingresar a Gran Hermano, el reality más visto que tiene el país. Su participación fue mucho más que entretenimiento: en pleno horario central, y en un contexto donde la Ley de Identidad de Género era aún una novedad, Valeria llevó a la pantalla chica la problemática y las demandas del colectivo travesti-trans. "Mi ingreso fue casi casual, pero sirvió para instalar un tema que era urgente. En esa época, nadie sabía mucho sobre la ley ni sobre nuestras realidades. Yo no sentí discriminación de parte de mis compañeros y siento que acá radica una gran diferencia con Luciana, la participante de esta versión 2024", recuerda.
A diferencia de lo que ocurre en la actualidad con Luciana Martínez, la participante que sorprendió con su historia a minutos de entrar a la casa más famosa del país, Valeria asegura que no vivió episodios de discriminación directa dentro de la casa. Sin embargo, denuncia un retroceso preocupante: "Hoy los discursos de odio están naturalizados, incluso desde sectores del gobierno. Lo que Luciana está viviendo no es desprecio disfrazado, es directamente odio. No me sorprende lo que está viviendo Luciana aunque lo lamento por ella y por todas esas compañeras que viven esta situación a diario... el colectivo travesti trans sufre por el solo hecho de existir".
Tras su salida del reality, Licciardi no se conformó con la fama efímera. Creó Nana, una marca de ropa interior inclusiva pensada para cuerpos trans y travestis, y convirtió una necesidad personal en una oportunidad colectiva. "Nana no solo es una marca, es una economía feminista. Para muchas chicas fue su primera experiencia laboral. Algunas descubrieron su talento como comerciantes, y eso es transformador", le explicó a este portal, con orgullo. Sin embargo, las dificultades económicas que enfrenta el país no fueron ajenas a su proyecto. "Producir en Argentina es carísimo, y con la apertura de importaciones es cada vez más complicado", explicó.
Y sumó: "Sigo con la marca, pero estoy evaluando expandirla hacia otros servicios que generen trabajo para las compañeras". Además de su faceta como emprendedora, Valeria brilló en el mundo artístico. Participó en dos series, incluyendo el éxito de Netflix División Palermo, y en una película. Pero su inquietud no termina ahí. Actualmente, explora el impacto del contenido para adultos como herramienta de discusión social y política. "El porno es un espacio tabú, pero desde allí se pueden abordar temas como racismo, vínculos sexoafectivos y trabajo. Es un lugar de resistencia y provocación", señaló, adelantando que experimentó con este género.
Si bien valora su paso por Gran Hermano, admitió que la fama tiene un costo alto. "La exposición constante es agotadora, hasta energéticamente. Por eso tengo mi cuenta de Instagram cerrada; necesito protegerme. Sin embargo, no me arrepiento de haber participado. Fue un acto de valentía que me permitió visibilizar otras formas de ser trans". Como periodista y activista, Licciardi se alejó momentáneamente de los medios tradicionales para volcarse al arte, un espacio que define como más libre y genuino. Sobre la situación actual del país y del colectivo travesti-trans, fue contundente: "Las políticas siempre han sido pobres, aspiraban a mucho pero impactaban poco".
Según explicó, hay una necesidad imperiosa de "pensar más allá de los cupos laborales; el simple hecho de ser trans no debería negarte ningún derecho". Con pasión y claridad, Valeria propone un mundo sin categorías ni etiquetas. "Las categorías sirven para defendernos en ciertos contextos, pero creo en un futuro donde no sean necesarias. El odio está instalado, pero debemos contrarrestarlo con amor. Como decía Rosa de Luxemburgo, 'El capitalismo explota para discriminar y discrimina para explotar'. Es urgente mirar hacia adentro y transformarnos". De esta manera, Valeria Licciardi vive en constante mutación. "No sé bien hacia dónde va mi vida, pero me interesa todo. Estoy evaluando mudarme a Berlín y seguir explorando nuevos proyectos. Vivo con gratitud y en un estado de permanente aprendizaje", cerró.
Entrevista completa a Valeria Licciardi
Empezaste en lo medios siendo participante de Gran Hermano, pasaste por el periodismo, las noticias y en este último tiempo te pudimos ver como actriz...¿en qué momento de la vida te encontrás?
- No sé muy bien adónde va mi vida. Me interesan muchas cosas, creo que es un problema de exceso de deseo lo que me está pasando. Es algo que vivo con suma intensidad, pero en este momento estoy sin una pasión central. Este año trabajé mucho como actriz, hice dos series, una película, después me fui de viaje y volví hace un mes y medio. Vivo en Argentina, pero desde que volví evaluó la posibilidad de irme a vivir a Berlín. Tengo cuarenta años, que es la edad de la verificación de las posibilidades y si bien me queda una vuelta más, siento que pude realizar muchas de las cosas que quise. Estoy en una etapa de agradecimiento diario que hace que sigan las cosas y sigan su curso positivo, porque los logros son diarios. Vivo en mutación permanente. Hace un tiempo estoy movilizada con el porno.
Desde que leí un libro de Nancy Bauer, "Como hacer cosas con pornografía", me hice muchas preguntas acerca de esta industria cultural ya que encuentro en este espacio un lugar donde las ansiedades políticas y sociales se juegan todo el tiempo, y todo el tiempo están en discusión. El porno, el erotismo, me parece un buen espacio para dar discusiones de teología, vínculos sexo afectivos, sobre trabajo, discusiones sociales, económicas. Desde el porno, se puede hablar hasta de racismo.
¿Se viene Valeria versión "actriz porno" entonces?
- Estuve probando algunas cosas en mi intimidad y para un corto que escribí, donde incluía una escena de sexo. Lo que puedo decir es que es un espacio para visibilizarnos y le damos menos importancia que otros espacios culturales donde también se visibilizan la realidad de las personas travestis trans. Lo que pasa es que el porno requiere más esfuerzo porque es tabú. Sin embargo, yo encuentro ahí un lugar de resistencia y de provocación en la producción de las anomalías. No hay una sola manera de vivir la sexualidad y eso, muchas veces, no está representado.
Cuando entraste a Gran Hermano también lo hiciste con la premisa de visibilizar algunas cuestiones del colectivo traveti trans de ese momento. ¿Estás viendo el programa? ¿Conocés a Luciana, la participaste trans que ingresó en esta temporada?
- Mi ingreso fue un poco por casualidad. En ese momento recién había salido la Ley de Identidad de Género, nadie sabía mucho al respecto. Creo que la época motivó a que una chica trans como yo pueda ser parte de una nueva versión de Gran Hermano. Yo no sentí discriminación de parte de mis compañeros y siento que acá radica una gran diferencia con Luciana, la participante de esta versión 2024. En mi paso por la casa, nadie se hubiera animado a decir nada sobre mi ser trans, primero porque había INADI que si bien no imponía sanciones o penas, servía para denunciar, investigar y trabajar sobre la promoción de derechos de las personas.
Si alguien de la casa me decía algo acerca de mi identidad, estoy segura que el público lo hubiera condenado porque el punto de vista de ese momento era que si discriminabas, eras catalogado de mala persona. Hoy eso cambió, no solo porque ya no hay INADI, sino también porque desde el gobierno se pueden escuchar discursos de odio contra las personas LGBTQ+, lo que habilita a que cualquier ciudadano a pie se sienta en el derecho de maltratar, discriminar y hostigar a una persona.
No me sorprende lo que está viviendo Luciana, aunque lo lamento por ella y por todas esas compañeras que viven esta situación a diario y quizás estas imágenes -donde denotan a una persona trans- iluminen a la sociedad para que comprendan que el colectivo travesti trans sufre por el solo hecho de existir. Lo que sucede con Luciana en Gran Hermano ya ni siquiera es desprecio disfrazado de lastima, como podría haber sido en otro momento, es directamente odio.
¿Qué sucede después del programa con tanta exposición?
- El programa tiene la magia de que entrás siendo una total desconocida y salís siendo famosa. En la calle la gente sabe de vos, te saluda, te pregunta sobre tu vida. Esto comprueba que la fama no es para las más talentosas, las más inteligentes o las más dedicadas, la fama es para las que están dispuestas hacer cualquier cosa con tal de tenerla. A mí las personas mediáticas siempre me llamaron la atención por su semejanza con el acto de prostituirse, lo único que cuando se ejerce el trabajo sexual tenés un montón de salvadores y cuando salís en la tele tenés un montón de envidiosos.
En los dos casos se vende algo íntimo, algo privado, así que no encuentro mucha diferencia. La exposición es una cosa muy fuerte te diría, hasta energéticamente ser tan expuesto todo el tiempo es agotador. Es difícil, es casi angustiante y yo me escapo de eso. Sin ir mas lejos, tengo mi cuenta de Instagram cerrada con candado.
¿Te arrepentís de haber participado del programa?
- Para nada, no ocupo lugares sin haberlos elegido. Estuvo bien en su momento. Creo que el mayor costo que pagué fue el de perder el anonimato. No fue gratis mi exposición, pero valió la pena. La gente me escribía cosas muy lindas, agradeciendo por mi participación y toda performance desplegada. Algunas chicas se sentían representadas y eso me alegraba porque pude mostrar otra manera de ser trans que la que se había visto hasta el momento en los medios de comunicación. Sin dudas, fui valiente, podría haberme quedado en la invisibilidad conservando mis privilegios, pero tomé el camino de la libertad, el compromiso y la autenticidad.
¿Cómo ves la situación del país como periodista y activista por los Derechos Humanos?
- Desde que ganó (Javier) Milei, sé que todo lo que haga va hacer un desastre. En mi coordenada, esto va a salir mal. Así que por eso decidí correrme del periodismo por un rato y no seguir el chiquitaje; es insoportable el nivel de comprensión que se nos reclama sobre la realidad a un grado que llega a ser hasta esquizofrénico. Estoy más conectada con el arte, donde encuentro una posibilidad de libertad de expresión más genuina porque es más lapso y además es más difícil censurar a un artista que a un periodista. Una vez un director de un medio me dijo "Acá en Economía somos de derecha, en Política somos del centro y en Cultura somos de izquierda. Entre Estados Unidos y China nos alagan más los parques de Disney", esa era la bajada editorial. Ahí comprendí la comunicación como herramienta pública.
Si volviera a los medios, seria para hacer algo diferente, poder llamar la atención del público desde lugares más permeables. más sanos, lugares distintos donde no sea la preocupación, el miedo, el voyerismo lo que se comunique.
¿En este contexto de crisis, cómo sigue tu marca de ropa interior inclusiva Nana, pensada para cuerpos de mujeres travestis trans?
- Nana es una economía feminista que durante algunos años género trabajo para jóvenes y no tan jóvenes trans. Para algunas representantes/revendedoras fue su primera experiencia laboral. Ellas tomaban los pedidos y luego se encargaban de distribuir y vender las bombachas en todo el país. Algunas se descubrieron comerciantes y esto es maravilloso cuando sucede porque te alegra, no solo por la venta, sino también por la transformación que le produce a esas personas con las que trabajás.
Hoy en día emprender y sostener una Pyme es muy complicado. Y más abriendo las importaciones. Producir en Argentina es muy caro y si bien sigo con la marca, estoy evaluando la posibilidad de brindar servicios que algunas compañeras ofrecen.
¿Cómo ves hoy parado, en este contexto, al colectivo travesti trans?
- La políticas para el colectivo travesti trans venían siendo muy paupérrimas, pobres. Aspiraban a mucho, pero en realidad después impactaban poco en el colectivo y hay una cuestión donde estamos enmarañados como país. La sociedad no ha podido dialogar en profundidad con nuestro colectivo, por eso los discursos de odio que se pueden ven en las redes. La discusión es... por el hecho de ser trans no debería negarte ningún derecho, por ejemplo al trabajo. La discusión es al revés.
El hecho de que una hago lo que quiera con su cuerpo no tiene que condicionar que una haga o no un trabajo. Hay que pensar mas allá de los cupos. Hay que recuperar el futuro. Como activista tengo que decir que no hay política sin pasión. Sin pasión hay burocracia. Mi guía es la pasión por la igualdad y en contra del individualismo, del sálvense quien pueda. Hay que apostar a seguir y escaparse de toda categoría. Independientemente de que las categorías nos sirven para defendernos en materia de promoción de derechos. Creo en un mundo sin siglas, cada dia estoy mas convencida de que el camino es por acá.
Ya lo decía Rosa de Luxemburgo: "El Capitalismo explota para discriminar y discrimina para explotar". Siento que entre tanta confusión y crisis de valores como los que estamos viviendo es urgente una mirada hacia adentro, porque no vamos a cambiar mágicamente sino cambiamos desde adentro. El odio está instalado y hay que poner el amor en ese lugar.