El viaje secreto al corazón de Gran Hermano empezó ayer, cuando caía el sol en la Ciudad. Un camino sinuoso por el estudio mayor de Endemol, donde se reconocen partes de escenografías y elementos de otros programas de TV, comunica a la puerta que divide la realidad y la vida, dentro de un reality show. Apenas ua puerta que parece de emergencia -con tres carteles de advertencia- comunica esa realidad paralela con el mundo de verdad. “Atención: Acceso Restringido, sólo personas autorizadas”, reza uno de ellos. Sin embargo, BigBang entró de manera exclusiva para revelar lo que nunca se vio del programa que se emite por América TV y conduce Jorge Rial.
Intimidad y Silencio
Al presionar un botón se abre la primera puerta y luego se debe traspasar otra para, recién allí, encontrarse con un pasillo oscuro, por donde se trasladan, al menos, ocho cámaras que capturan los planos frontales de cada ambiente. El silencio del lugar es profundo. El crujido, al pisar algún conducto por donde pasan los cables de las cámaras, interrumpe el ritmo cardíaco.
El acceso a la vida dentro del reality más famoso del país.
El gran ojo
Algo similar, o incluso con mayor intensidad, sucede cuando se escucha un grito de alguno de los participantes.Se requiere de un tiempo para acostumbrarse a la idea de ser “un gran ojo que todo lo ve”, al mejor estilo voyeur. Eso es el “Gran Hermano” o quizá algo más. Nada se le escapa y, para colmo, queda grabado. Todo entra por los ojos pero se puede sentir la energía de los que viven en el juego. Se respira la tensión en la que viven “los hermanitos”, y más en estas instancias finales, donde todos quieren venecer.
El final del juego está cada vez más cerca. La casa late.
El estudio es un espacio cerrado, donde comen, duermen, hablan, lloran y ríen los participantes. Es una gran cápsula, una burbuja a la vista de todos, todo el tiempo. La casa tiene 400 metros cuadrados y recorrer los pasillos interiores no es una tarea simple. Con buen pulso, los técnicos saben hacia donde llevar las cámaras para no perderse lo que sucede. Conocen a la perfección a cada jugador y comparten su minuto a minuto de manera cercana, sólo dividida por un vidrio y una pared de un pasillo casi infinito.
La cocina siempre es un lugar donde se confiesan más secretos.
Ropa oscura para ser invisible
El ancho del pasillo varía dependiendo de la zona de la casa e intimida la cercanía con que se observa la vida dentro de la casa, sin que los participantes lo noten. En toda la extensión, del pasillo interior, hay un soporte de guías de metal, denominado slider horizontal, por donde se deslizan las cámaras con la posibilidad de seguir los movimientos de los participantes. Para eso, es importante saber que se debe caminar con cuidado por cada zona para evitar el ruido. Otra regla para la recorrida, por el detrás de escena de la casa, es utilizar una vestimenta oscura para evitar que se generen sombras o movimientos que puedan ser percibidos por los integrantes.
El confesionario siempre está disponible para recibir a los participantes.
Cada detalle está cuidado hasta lo más mínimo y se tiene en cuenta para garantizar un aislamiento total con “el afuera”. “Los participantes muchas veces le hablan a los camarógrafos y les insisten haciéndoles preguntas, pero nadie puede hacer contacto con ellos”, cuenta un productor.
“Los participantes muchas veces les hablan a los camarógrafos pero nadie puede hacer contacto con ellos
Las cámaras nunca se apagan.
Si bien los vidrios son espejados, cada una de las 50 ventanas por las que se observa el interior de la casa, cuenta con una cortina negra, similar a las que se utilizan en los colectivos de larga distancia, y que bloquean el ingreso de luz. Para correrlas hay un procedimiento técnico: siempre se agarra la cortina desde un pliegue de la tela, para habilitar la visión desde ese lugar. De esta manera se evita que, desde adentro se pueda ver la mano del operador, en caso de que algún participante se acerque demasiado al vidrio. Cosa que podría suceder si se agarra la cortina desde uno de sus bordes.
Espiando desde el detrás del vidrio
Según relata otro productor, todos estos detalles ayudan a la nueva adaptación con el “afuera”, para cuando los participantes sean eliminados. “Al salir de la casa necesitan un tiempo de adaptación a la vida real porque algunos dicen que al dormir siguen pensando que son observados”, detalla.
“Algunos dicen que al dormir siguen pensado que son observados
Algunos destellos de luces ultravioletas son las guías que indican el camino por los pasadizos que rodean cada ambiente de la casa. Pero los camarógrafos, luego de más de cuatro meses de trabajo, ya no necesitan referencias. “Es el reality más fuerte que vi. No se puede creer todo lo que pasa en esta casa”, confiesa un camarógrafo, que cuenta con la experiencia de haber filmado otras ediciones.
Los jugadores son observados por más de 50 técnicos.
Las cámaras nunca se apagan
Todo se escucha. Hasta los murmullos cuando se sacan los micrófonos. Hay 100 de ellos, 50 cámaras robóticas que graban en simultáneo las 24 hs a lo largo de todo el ciclo. Lo que pasa se ve, se siente, se oye de la manera más similar a la realidad. Vibra, arde, dentro de la casa pasa de todo, y fuera de ella también.
En esta nueva edición, el reality más exitoso del mundo, dejará otra marca en la historia de la televisión argentina. Pasaron 14 desconocidos en los últimos cuatro meses que ya nunca más lo serán. Aislados por completo del mundo exterior, superan desafíos, generan sus propias reglas y se enfrentan a la elección del público y de sus propios compañeros. Lo hacen por una simple razón: torcer el crudo destino de una vida anónima.