Una remera que diga: fuma abajo del agua. Con Mauro Icardi todavía en el país y negado a la idea de aceptar la separación, Wanda Nara decidió tomar el toro por las astas, abrió las puertas de su fastuosa mansión del barrio privado Santa Bárbara y prendió el ventilador. Del testamento en vida que ya le dejó a sus hijos para resguardar su patrimonio a la millonaria división de bienes con el padre de Francesca e Isabella.
En octubre del año pasado, pocos días después de que la empresaria hiciera público el affaire que su marido mantuvo en París con Eugenia "la China" Suárez, Wanda e Icardi estuvieron al filo del divorcio. Pese a que los papeles estaban en marcha, la pareja decidió darse una nueva oportunidad aunque, rápida de reflejos, la empresaria puso como condición la firma de un acuerdo para establecer la división de bienes en caso de que ocurriera lo que finalmente sucedió.
"La hicimos (por la división de bienes) después de la gran crisis que tuvimos el año pasado. Sentí que era lo mejor", reveló por estos días Wanda, en el mano a mano que mantuvo con la revista Hola. Cabe recordar que fue el propio Icardi quien, a través de una extensa carta que le escribió a la madre de sus hijas, reconoció que le dejó "todo su patrimonio", valuado en más de 20 millones de euros.
El millonario acuerdo y la cláusula infidelidad entre Wanda e Icardi tras el escándalo
En la Argentina y dispuesta a rehacer su vida, Wanda habló como nunca de sus finanzas y reveló que ya realizó una suerte de "testamento en vida" para asegurarles un buen pasar a sus cinco hijos: Valentino, Constantino, Benedicto, Francesca e Isabella. "Mis hijos podrían vivir sin trabajar cien por ciento. Y yo también podría vivir sin trabajar. Pero quiero demostrarles que trabajar te mantiene vivo, es lo que te llena de proyectos y de ganas de levantarte cada día. Podría comprarles una bicicleta todos los días si quisiera, pero quiero que, si es Navidad, esperen esa bicicleta como cualquier chico", señaló.
"Mi papá, a quien le gustaba jugar, a veces quemaba la plata y mi mamá se ponía muy mal. Tal vez por eso yo he cuidado mucho el dinero y les inculqué eso a mis hijos. Soy muy planificadora. Mis hijos ya tienen su herencia si me voy de este mundo. Mientras tanto, estoy enfocada en estar mejor y en pasar tiempo con mi familia. El año pasado, un club europeo quiso convocar a Valentino (el mayor) para jugar al fútbol y ahí caí en la cuenta de que ya no son más chiquitos", reconoció.
En la entrevista, la empresaria recordó que la mansión de Santa Bárbara era de Maxi López pero que, después de años de diferencias y litigios judiciales, el ahora ex jugador se la cedió en forma de pago por la manutención de sus tres hijos. "Esta casa era de Maxi y me la quedé yo. La reformé, le cambié los pisos y los muebles; y la puse a nombre de los chicos".
Además de la mansión, la empresaria tiene al menos siete departamentos en la Argentina; el lujoso piso en el Chateau Libertador (a nombre de Valentino desde hace años) y suma los dos departamentos de Milán, la casa de campo ubicada en las afueras de la ciudad italiana y la fastuosa residencia ubicada sobre el exclusivo Lago de Como en Italia, regalo de Icardi luego del nacimiento de la segunda hija de la pareja.
Wanda la plagió a la "China" para aniquilar a Icardi: el guiño secreto al "Palta-gate"
"A veces, mis hijos me dicen: '¿Y vos, mamá? ¿Qué te hacés?'. Yo les respondo que empecé con la guía Filcar, yendo a miles de castings. Soy sagitario, cero enroscada, pero esos comentarios son bastante molestos. Cuando me pongo un vestido, no ando con la etiqueta colgada con el precio. El problema lo tiene aquel que se pone a buscarlo. Gano muchísimo más de lo que gasto. Siempre me preocupé porque mi cuenta bancaria subiera, que el patrimonio creciera. Cuando estaba con Maxi, mientras él compraba autos, yo invertía en departamentos de pozo. Tenía otra visión. Cuando me separé, tenía quince departamentos. 'La mitad es mía', me dijo él cuando firmamos el divorcio. Sí, claro; pero eso lo había hecho yo. Ese es mi costado empresario", cerró.