Pasaron sólo cinco semanas desde que Zaira Nara sorprendió al confirmar, de forma unilateral y a través de un escueto comunicado de Instagram, su separación del empresario turístico Jakob von Plessen. Desde entonces, el entorno de la modelo intentó instalar en los medios de comunicación que la decisión la había tomado ella, lo que incrementó el malestar de su ahora ex pareja. El desplante final del "gaucho" y el fallido operativo de la hermana de Wanda.
Los rumores de crisis entre ellos comenzaron pocos días después de que estallara el Icardi-Gate. Si bien la modelo nunca lo confirmó, fue su entorno el que instaló que Jakob no sólo le había hecho la segunda a Mauro Icardi con Eugenia la "China" Suárez, sino que esa noche también le habría sido infiel a la madre de sus hijos con una famosa modelo del Viejo Continente.
Por esos días, Zaira decidió abandonar la casona de zona norte que compartía con von Plessen y se instaló en el lujoso departamento del Chateau Libertador, propiedad de su hermana tras la división de bienes con Maxi López. Durante los nueve meses de idas y vueltas, la modelo habría mantenido un fugaz affaire con el polista Facundo Pieres. "Cuando volvió con Jakob, le dijo que la historia se había terminado; pero no fue tan así", señalaron desde su entorno.
Mientras los padres de Malaika y Viggo peleaban por darse una segunda oportunidad, la modelo se hizo una escapadita de soltera a Ibiza con su hermana mayor. Luego, el empresario viajó con sus hijos a Europa y partieron a África en familia. El viaje ofició de confirmación oficial de la reconciliación, algo que el propio Jakob celebró en sus redes sociales, con un inusual posteo personal dedicado a la madre de sus hijos con motivo de su cumpleaños: "Por muchos kilómetros más".
Pero la paz duró poco. Al regresar a la Argentina, la desconfianza del empresario se incrementó y su paranoia alcanzó niveles desmedidos: instaló micrófonos en su casa y así confirmó que Zaira seguía cuanto menos hablando con el polista. Ese fue el disparador de la crisis final que culminó con el pedido del empresario a la modelo para que confirmara la separación y la hiciera pública.
Decidido a separarse, el empresario abandonó la casona que compartía con Zaira y retomó su agenda laboral. La modelo intentó controlar la narrativa de la separación a través de su entorno y entró en crisis cuando se enteró de que se había filtrado en la prensa el "micrófono gate". Desesperada, comenzó una suerte de caza de brujas para saber quién había sido el "topo", hasta que se enteró de que había sido su propia mamá, Nora Colosimo, quien se lo reveló sin querer a una periodista.
"Hasta último momento, Zaira intentó que su pareja saliera adelante. La decisión la toma ella, después de muchos meses de pelearla. Ella estuvo muy triste, estuvo atravesando un duelo. Ella quería seguir peleándola por sus hijos. Ahí es en donde le surge la cosa de 'me siento culpable, pero no puedo más. No puedo superar la situación (por la infidelidad de París) y necesito tomar una decisión'", reforzó Luli Fernández, amiga del círculo íntimo de Zaira, encargado de "lavar la imagen" de la modelo.
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A diferencia de su ahora ex mujer, el empresario mantuvo el bajo perfil que lo caracterizó siempre y evitó publicar en redes sociales contenido que pudiera interpretarse como indirectas a Zaira. Sin embargo, cuando los rumores de que la modelo había reanudado su relación secreta con Pieres, el padre de Malaika y Viggo tomó una decisión que pocos notaron: decidió borrar el posteo que le había dedicado a Zaira, el mismo que publicó cuando todavía pensaba que la modelo ya había dejado al polista. ¡Un culebrón!