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Hace unos meses, el Tesla Model S, más conocido como "El auto que se maneja sólo", se hizo tristemente célebre por protagonizar el primer accidente con una víctima fatal: el vehículo no frenó y se metió debajo de un acoplado, matando al instante a Joshua Brown, de 45 años, que miraba una película de Harry Potter mientras dejaba su vida en manos del coche.
Sin embargo, el Tesla tuvo su revancha: Joshua Neally, un abogado de Springield, Estados Unidos, se encontraba de camino a su trabajo a bordo de su Tesla X cuando sintió un fuerte dolor en el pecho. En primer lugar, el hombre se lo atribuyó a un espasmo muscular y siguió su rumbo.
Sin embargo, y debido a que el dolor persistió durante varios minutos más, decidió literalmente “pedirle” a su vehículo que lo llevara al hospital más cercano. Acto seguido, y después de haber activado el piloto automático, el Tesla X transportó al abogado durante 32 kilómetros hasta llegar a la salida de la autovía del hospital.
Luego, simplemente Neally agarró el volante, estacionó en la entrada del edificio sanitario y fue atendido por los médicos, recibiendo el alta ese mismo día tras informarle que había sufrido una embolia pulmonar.
La tecnología al servicio del que la usa bien
Cuando murió Brown, las criticas comenzaron a llover por doquier contra "el auto que se maneja sólo". Pero lo cierto es que la tecnología no tuvo responsabilidad en la muerte porque el conductor jamás debió dejar en su totalidad la autonomía del vehículo mientras viajaba.
El piloto automático del vehículo no produce una conducción autónoma completa, algo que siempre tuvo presente Joshua Neally al momento de sufrir la embolia, y que por eso trató de mantenerse consciente y atento al camino mientras dejaba que el auto lo llevara al hospital.
"No soy un temerario. Le prometí a mi esposa que siempre estaría prestando atención", afirmó el abogado en una entrevista a Slate. Igualmente, el letrado logró llegar lo más rápido posible al hospital, algo que no hubiera ocurrido sin la ayuda del Tesla.
De hecho, varias firmas ya apuestan por esta tecnología: sin ir más lejos, Uber -la firma de servicios de transportes online- presentó hace un tiempo -en sociedad con Ford- su primer vehículo autónomo.
El modelo Tesla X, el vehículo que le salvó la vida al abogado.
El Tesla S, el auto del fatal accidente
En piloto automático, el Model S puede mantener la velocidad y la distancia, frenar ante obstáculos o evitarlos y estacionar; incluso puede desactivar el piloto automático cuando requiere la atención del conductor.
Pero Tesla insiste en que eso no convierte al Model S en un automóvil de conducción autónoma, en que no está recomendado para usarse en zonas urbanas y en que requiere que el conductor lleve ambas manos sobre el volante siempre.
De hecho, si no lo hace, emite señales como las de los autos de alta gama cuando un pasajero no se pone el cinturón. Y si aun así, el conductor no pone las manos en el volante, el auto frena paulatinamente.