Todavía son prototipos que recién comienzan a mostrar sus posibilidades, pero representan el último hit en la moda tecno. Por estos días se vieron un par en funcionamiento en la ciudad de Buenos Aires, con diseño y desarrollo nacional. Hablamos, por supuesto, de los autos autónomos y sin chofer.
Si bien por ahora se parecen más a carritos de golf que a un auto propiamente dicho, estos vehículos que se manejan solos transforman a Buenos Aires (junto con Londres y Singapur) en la tercera ciudad del mundo en apoyar su desarrollo desde el Estado.
El Gobierno de la Ciudad estima que estos autos y su tecnología podrían usarse en implementaciones como la línea F del subte (se analiza usar la tecnología para controlar el movimiento, el frenado y la apertura de puertas) y el Metrobus. También se estudia hacer pruebas con el tránsito de la ciudad.
Concepts en Palermo: el gobierno porteño quiere usarlos para complementar al subte.
Son muchas las empresas que se dedican a estos desarrollos: Google, Daimler AG, BMW, Renault, Ford, Volvo, Mercedes Benz, Audi, Nissan (junto a la NASA), Elon Musk desde Tesla y Apple, entre otros.
Tesla Motors, la marca que reina entre los autos eléctricos en EE.UU., es un referente en innovación en cuatro ruedas. Elon Musk, su fundador, fue tapa de la última revista Forbes.
Según la revista Forbes, Tesla está en el top de las compañías más innovadoras.
Drive Me es el nombre del el proyecto que lleva adelante Volvo para automatizar autos. En 2017 la alemana planea poner 100 coches autónomos en las calles de Gotemburgo, en Suecia.
Este año, Mercedes-Benz presentó un concept car, F 015 Luxury in Motion, con una idea bastante cercana de lo que la alemana piensa que es el futuro cercano en la industria automotriz: comodidad extrema interior, diseño futurista y la posibilidad de conducción automática.
Lo que viene
Hasta el momento solo se trata de prototipos más o menos futuristas y funcionales, capaces de viajar sin necesidad de ser operados por una persona. Circulan a bajas velocidades y aplican tecnología compleja para ubicarse en el tránsito y responder a los estímulos externos, como lo haría un conductor.
Equipados con láser, radares, sistemas de posicionamiento global y visión computarizada, pueden identificar la ruta apropiada, reconocer obstáculos y la señalización relevante (desde una reducción de velocidad a un desvío). Eventualmente podrían conectarse entre sí, intercambiando información sobre el entorno para generar una suerte de “manejo colaborativo”.
En el terreno real, más allá de las pruebas en ambientes controlados, Google puso en la calle el Google Car, un pequeño auto eléctrico de diseño simple, en las rutas de Silicon Valley en California. Fue en el oeste de EE.UU., más precisamente en Mountain View, donde el gigante de Internet tiene su sede.
Por razones de seguridad, los prototipos puestos en la calle alcanzaron una velocidad máxima de 40 Km/h y viajaron con conductores de seguridad a bordo con acceso a un volante y pedales de aceleración y frenado, que podían tomar el control si es necesario.
La salida a las calles le permitirá a Google obtener buena cantidad de datos para mejorar la tecnología, especialmente para eventos inesperados como desvíos, pasos de peatones y comportamiento de los demás conductores, entre otros.
Por su parte, el prototipo Freightliner Inspiration de Daimler se convirtió en el primer camión autónomo en recibir la autorización para recorrer las rutas y autopistas del Estado de Nevada junto al tránsito actual. Sus mayores beneficios son: ahorro de combustible y una flota más segura.
Freightliner Inspiration de Daimler: listo para las rutas.
Mientras tanto, el Audi SQ5 viajó desde San Francisco hasta Nueva York usando un sistema de conducción autónoma desarrollado por Audi y Delphi. Recorrió un total de 5.400 kilómetros en 9 días, eligiendo las rutas y prácticamente sin que los ingenieros dentro del auto tocaran el volante.
A medio camino entre la conducción tradicional y la autónoma, están los sistemas computarizados que ayudan a los conductores a evitar accidentes y a estacionar.
Problemas que asoman
Pero no todas son rosas en el camino de este auto del futuro. Hay algunos obstáculos que ni los láser han podido sortear.
Todos los sistemas (autónomos o asistidos) se basan en computadoras y tienen sus debilidades. Tal vez su principal talón de Aquiles sea la posibilidad de recibir ataques externos o hackeos. Fue lo que pasó con el nuevo Jeep Cherokee, por ejemplo, en la prueba realizada por la revista Wired.
Los hackers lograron desde controlar el aire acondicionado, la radio y el limpiaparabrisas hasta dejar al Cherokee sin transmisión y frenarlo en medio del camino. Solo en Estados Unidos hay más de 470.000 autos susceptibles de recibir estos ataques informáticos.
Otros problemas que aún no logran vencer los autos sin chofer fueron analizados por la MIT Technnology Review en base al Google Car 2014 y a las afirmaciones de Chris Urmson, director del Google car team.
Los autos de Google basan su manejo en detallados mapas y pueden enfrentarse a ciertas omisiones, pero no a todas. Para mencionar un caso, podría no saber qué hacer si aparece un semáforo que no figura en su sistema, o si hay una calle cortada en forma imprevista y hay autos circulando en sentido contrario.
Para que estos autos puedan circular con tranquilidad, el mapeo debe actualizarse constantemente. En este punto, Google es optimista, ya que al estar los autos comunicados entre sí, la actualización de los mapas podría realizarse por los propios autos.
El clima también aporta sus dificultades. La nieve o la lluvia intensa son ítems todavía no aprobados o ni siquiera aún testeados. El sol directo encandilando los sensores también le trae sus dolores de cabeza a los técnicos de la empresa de Mountain View.
los peatones y el futuro
Los peatones son bien detectados (el auto identifica un grupo de píxeles que forman un obstáculo no muy diferente de una columna), pero un policía al costado del camino, haciendo señas para detenerlo, será completamente ignorado. Los ciclistas y motoqueros tampoco son sus preferidos, sobre todo cuando no circulan por donde debieran.
Aunque los autos autónomos podrían ayudar a hacer más fluido el tráfico, no solucionan el problema de la cantidad de vehículos y en este punto son aventajados por los medios de transporte público.
¿Cuándo veremos estos autos circulando en “la vida real”? Muchas de las compañías apuestan a 2020. Urmson, por su parte, lo convierte en una meta personal: quiere que estén listos cuando su hijo de 11 años cumpla 16, la edad necesaria para manejar en California.
Estos autos también pondrán a prueba a las sociedades, que deberán también solucionar los vacíos legales que todas las nuevas tecnologías encuentran, sobre todo a la hora de su comercialización.
Habrá que generar nuevas regulaciones que no inhiban el avance, pero que aseguren que los vehículos que saldrán a la calle ofrezcan un alto nivel de seguridad.