Un día, como todos los días de los últimos años de su vida, Stephen recibió un Whatsapp, pero no era de ninguno de sus contactos habituales sino de uno que, por decirlo de algún modo, había caído en desuso. Con asombro, no exento de horror, este joven de Worcester, Inglaterra, descubrió que quien le escribía era nada menos que su padre muerto.
El texto del mensaje era bien sencillo y abierto a múltiples interpretaciones. Una sola palabra de cuatro letras. "Test" (En castellano, "Prueba") ¿Qué quería el padre de Stephen que probara su hijo? ¿El agridulce sabor de la vida en el más allá? ¿O acaso que probara comunicarse con su padre, cada uno en un plano diferente del cosmos? Sea lo que sea, Stephen no se animó. Minutos después sonó el teléfono.
No era su padre. Ahora quien llamaba era su madre, ella sí desde el mundo de los vivos. Antes de que Stephen evaluara siquiera contarle la extraña experiencia que había vivido, ella habló. Le dijo que le iba a mandar un mensaje para ver si el celular de su padre todavía funcionaba. Como cierta gobernadora, la madre de Stephen cambiaba futuro por pasado. Stephen, muy enojado (con su madre, no con la gobernadora) le dijo dos cosas: "1) ¿Por qué no me llamaste antes para decirme?" y 2) "¿Por qué no usaste tu teléfono para probarlo?" Conocemos los hechos porque el propio Stephen la contó en Twitter y porque cientos de medios del mundo se hicieron eco. En esta historia no hay fantasmas, lo que no necesariamente quiere decir que no existen.