08 Julio de 2016 06:40
Hablar de inteligencia artificial despierta justamente su contracara, es decir un sinfín de emociones y sensaciones cruzadas y contradictorias que le impedirían una aproximación racional a cualquiera: entre la fascinación, la sorpresa, la esperanza pero también el rechazo y el terror.
Al igual que la humana, la inteligencia artificial es difícil de definir. Pero según Marvin Minsky, uno de sus principales impulsores, la inteligencia artificial es “la ciencia de hacer que las máquinas hagan cosas que requerirían inteligencia si las hubiera hecho un humano”.
Y, ciertamente, los avances son impresionantes en varias áreas, incluso aquellas que se creían potestad indiscutible de los seres humanos como crear música o escribir un libro.
Siempre Google
Como en casi todo, Google es parte del asunto y recientemente presentó su proyecto Magenta, una parte de las investigaciones que lleva a cabo el Google Brain Team.
Tal como lo asegura Douglas Eck, lo que Magenta se pregunta es si una máquina puede producir música y arte. Y si es así ¿cómo? Y si no, ¿por qué? La idea, según asegura el hombre de Google, no es reemplazar la creatividad humana sino ayudar a los hombres y mujeres a ser más creativos.
Otra utilidad que el equipo de Google piensa para la música creada por esta IA es, por ejemplo, sumarla a una computadora en la ropa para que cuando este detecte una frecuencia cardíaca alta y otros síntomas de estrés, Magenta cree especialmente una pieza musical que calme a la persona y la ayude a recuperar la calma.
Magenta se presentó en el festival de música y tecnología Moogfest y sus avances pueden seguirse en GitHub. Por ahora, solo es capaz de copiar estilos musicales ya existentes aprendiendo y utilizando pequeños bits de sonido para crear estructuras melódicas más complejas.
Magenta usa TensorFlow, un sistema de código abierto para que las máquinas puedan aprender.
La idea de Google Brain es luego poder hacer algo similar con imágenes, videos y textos.
Máquina de escribir
En el mundo del arte, otro caso que dio un paso más allá fue el de la novela corta que logró quedar finalista en un concurso literario. Con un título autorreferencial “El día en que una computadora escribe una novela” la pieza literaria logró pasar el proceso de selección sin que nadie notara nada extraño. La novela breve fue redactada por una máquina en base a una serie de parámetros definidos por los programadores entre los que estaban el argumento, los personajes y el desarrollo.
Por su parte, gente de la New York University creó un corto cuyo guión fue producido por una IA. Usaron una red neuronal recurrente llamada Long Short-Term Memory (LSTM), pero la propia red neuronal se puso su propio nombre y se llamó Benjamin.
El director del corto, que tiene como título Suspring y cuenta con la participación del protagonista de la serie Silicon Valley, Thomas Middleditch, fue Oscar Sharp y el video se presentó en el Sci-Fi London. Junto a Sharp trabajó Ross Goodwin, un investigador de la NYU especializado en el uso de la IA para reconocimiento de texto. La red neuronal fue "entrenada" mediante el estudio de buena cantidad de obras de ciencia ficción a partir de las cuales se generaron frases con cierto sentido. El guión tiene sus limitaciones, hay -por ejemplo- frases inconexas y diálogos absurdos.
Aviones
El arte no es la única rama en la que la IA participa con éxito. Hace muy pocos días se conoció la noticia de que un piloto de combate perdió la batalla contra una pequeña computadora no más potente que un celular de gama media.
Gene Lee, ex piloto, en el simulador. Perdió contra un "celular".
No es la primera vez que los pilotos entrenan usando simuladores computarizados. Pero la nueva inteligencia artificial llamada “ALPHA” logró vencer a pilotos expertos en combate.
Alpha fue desarrollada por Psibernetix, Inc trabajando en conjunto con el Laboratorio de Investigación de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos. El sistema primero logró derrotar a otros programas de inteligencia artificial, como su predecesor “AFRL” y luego a pilotos expertos de diferentes edades y rangos.
Uno de los vencidos fue el coronel retirado de la Fuerza Aérea norteamericana Gene Lee, quien también se desempeñó como instructor de pilotos durante décadas.
Lee fue entrevistado por la Universidad de Cincinatti y aseguró que ALPHA fue todo un reto y que hasta enfrentarla podía derrotar a cualquier “piloto robot”.
El simulacro en el que se enfrentaron Lee y ALPHA tuvo lugar en una sala de entrenamiento virtual que simula la visibilidad y los controles que tendría un piloto en un avión caza moderno. En cada una de las confrontaciones ALPHA derribó el avión del coronel.
Los responsables de ALPHA esperan que algún día pueda servir de copiloto de vuelo a un humano en misiones reales.
Medicina
En medicina, Dr. House también podría ser reemplazado por una máquina (sin el encanto de Hugh Laurie, por supuesto). Watson es la inteligencia artificial de IBM y entre sus múltiples funciones está programada para “trabajar” en materia de salud.
Watson es la nueva generación de Deep Blue, otra computadora de la empresa multinacional que le ganó Gari Kasparov en el 97.
Watson con la aplicación Personality Insights.
Casi podría decirse que Watson piensa y razona porque entiende el lenguaje natural. Se le puede hacer una pregunta “normal” y la máquina interpretará el contenido semántico de lo que se le pide y puede procesarlo en milésimas de segundos usando los millones de datos que puede almacenar.
En 2011 Watson tuvo sus 15 minutos de fama cuando venció a los campeones históricos de Jeopardy!, el famoso juego televisivo de preguntas y respuestas de Estados Unidos. Después de eso, IBM firmó contrato con 8 hospitales muy importantes del país del norte para desarrollar aplicaciones con Watson en el área de salud. A partir de esta IA es posible dar probables diagnósticos con sus respectivos porcentajes en relación a toda la evidencia científica disponible.
Además, Watson no para de crecer. Ahora, se le está enseñando a ver, oír, oler y hasta interpretar emociones. Es capaz de leer radiografías o tomografías y marcarle datos al especialista.
Watson no reemplaza al médico, lo complementa. Sumada a la aplicación Personality Insights, Watson comprende al paciente: determina el tipo de persona a través de la información de las redes sociales del paciente y puede decir si es hipocondríaco o no, cuáles son sus gustos y carácter. Antes de ir a un psiquiatra, antes de llegar al ser humano que lo atenderá, Watson hace un perfil del paciente para que el médico sepa con quién se va a encontrar.
Seguramente veremos más y más sobre el tema. Por ahora, uno de sus límites es su imposibilidad para alcanzar una inteligencia general, es decir que una máquina tenga la capacidad de realizar tareas de distinto tipo.