por Matias Ayrala
06 Junio de 2021 08:00Tetris. En sólo seis letras entra una historia fascinante de creatividad, diversión, cultura y grandes negocios. Y un sólo protagonista: el matemático Alexey Pajitnov, el creador del videojuego más famoso de la historia.
A comienzos de la década del 80, Pajitnov trabajaba en el Centro de Computación de Dorodnitsyn, como parte de la Academia de Ciencias de Moscú, en la Unión Soviética. Amante de los rompecabezas y los acertijos, Alexey comenzó a idear un nuevo divertimento.
En un principio, pensó en diseñar una versión para su computadora basada en el juego Pentominós, un rompecabezas con figuras geométricas. Pero creyó que lo mejor era ir por más. Se imaginó al puzzle de forma vertical, como si estuvieran dentro de un vaso y las piezas cayeran desde arriba. Había comenzado un sueño.
A ese plan le sumó la posibilidad de arrastrar o de girar cada pieza que iba cayendo. La idea estaba y Pajitnov no tardó en desarrollar el videojuego. Había nacido el Tetris. El nombre nació de la unión del término griego “tetra” (cuatro) con el tenis, su deporte predilecto.
El 6 de junio de 1984, el Tetris se jugó por primera vez en el Centro de Computación. Emocionado, Alexey les mostraba su creación a sus colegas. Todos estaban fascinados. Aunque el juego era en blanco y negro, no tenía su característica música y estaba en fase de prueba, era muy divertido. La popularidad del videojuego creció casi tan rápido como su desarrollo. Con ayuda de los matemáticos Dmitry Pavlovsky y Vadim Gerasimov, Pajitnov pudo adaptarlo a las computadores IBM PC. En los ámbitos de la ciencia, era un furor. Aquel que contaba con una computadora, jugaba al Tetris.
Por entonces, el juego se pasaba de mano en mano, en un disquette, que tuvo cientos y cientos de copias. A pesar de su fama, Alexey no vio ni un sólo billete por el juego. Se arriesgó. Con el objetivo de sacar algún rédito económico, envió una copia al Instituto Tecnológico de Hungría. El director de Andromeda Software, Robert Stein buscaba un videojuego para comercializar en el extranjero, lo descubrió y quedó encantado. Era lo que buscaba.
Llamó a Pajitnov e hicieron un acuerdo de palabra. A partir de ese momento, otra compañía, Mirror Soft, sería la encargada de producir el juego y comercializarlo. Sería el primero error que cometería el matemático soviético.
Tetris fue un éxito de inmediato. Y otras empresas aparecieron en el horizonte para hacerse de los derechos del juego. Tanto Sega como Atari, las más importantes de la época, estaban listas para convertirse en las dueñas del divertido juego.
Pajitnov creyó que su futuro sería con una abultada cuenta bancaria en dólares. Falló. Cuando dio a conocer su juego en la Academia de Moscú, su producto llegó a oídos de las autoridades de la Elektronorgtechnica (ELORG), un organismo estatal fundado en 1971, que se encargaba de controlar la exportación e importación de softwares y hardwares dentro de la Unión Soviética.
Legalmente, la Unión Soviética era la creadora y la dueña del Tetris. Todos los derechos del juego le fueron negados a Pajitnov. A partir de ese momento, el Estado Soviético inició un conflicto legal contra todas las compañías que se habían hecho con el Tetris.
Pero ya era tarde. A pesar de que el entonces secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, quiso imponer su poder, Andromeda Software vendió el Tetris para las computadores IBM en todo el mundo. En tanto, Mirror Soft se hizo de millones de dólares tras su acuerdo con Atari, que al mismo tiempo, la revendió a Henk Rogers, para el mercado japonés. Mientras todos se volvían millonarias, Pajitnov miraba desde afuera, con sus bolsillos vacíos y mucha bronca.
El Tetris había traspasado todas las fronteras geográficas, políticas, ideológicas y tecnológicas de la década. En 1991, cuando la Unión Soviética se desintegró, Pajitnov se mudó a Estados Unidos, dispuesto a recuperar su creación y también sus ganancias. Lo logró.
Luego de fundar The Tetris Company. Desde aquel momento, la empresa se transformó en la responsable de administrar las licencias del juego a nivel mundial. Aún hoy, el Tetris es adaptado a las nuevas consolas y fue sometido a diversas reediciones.
Sus bloques de colores, el fondo con las cúpulas de la Plaza Roja, la melodía de la polca rusa y su practicidad a la hora de jugarlo, transformaron al Tetris en un fenómeno cultural que resistió el paso del tiempo. 37 años después de su mejor creación, Pajitnov suele asistir a festivales de videojuegos y brinda charlas. Cada vez que le piden un autógrafo, el matemático no pierde la chance de recomendar su videojuego y junto a su firma escribe la frase: “¡Jugá al Tetris!”.