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Cuatro "errores" de La Casa de Papel, según uno de los ladrones del Banco Río

Mario Vitette Sellanes aportó su mirada sobre la exitosa serie española que es furor en la Argentina. "Hay cosas que serían imposibles, no tienen nada que ver", lanzó.

27 Febrero de 2018 15:41
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Luis Mario Vitette Sellanes dice que aporta su “mirada profesional”. Hace unas semanas, le contó a BigBang de los “parecidos” entre el robo del siglo a la sede Acassuso del Banco Río, ocurrido en enero de 2006, con La Casa de Papel, la exitosa serie española que es furor en todo el mundo, en la que ocho ladrones y un “cerebro” asaltan y toman varios rehenes en la Casa de la Moneda de Madrid, de donde se llevan varios millones de euros.

Ahora, uno de los ejecutores de aquel recordado robo, donde su rol fue negociar con los efectivos de la Policía Bonaerense y el Grupo Halcón, cuestiona algunos aspectos de la exitosa serie española que hubieran sido inviables si se tratara, en la vida real, de un asalto de tal increíble magnitud.

Para Vitette Sellanes hubo graves errores en la trama de la serie.

Vitette vio la serie y destacó días atrás varios elementos que tienen una similitud muy grande con el asalto al Banco Río que él perpetró junto a otros cuatro ladrones, cuando engañaron a las fuerzas de seguridad y a toda la prensa con la toma de rehenes, aunque vaciaron más de 140 cajas de seguridad y huyeron por un desagüe subterráneo. Un error con una camioneta, el pedido de pizzas y el rol de un “cerebro” que no tuviera antecedentes son algunos de los parecidos.

Sin embargo, el ladrón retirado, que hace años vive en Uruguay, cuenta a BigBang algunos aspectos que hubieran sido inviables, no sólo por los niveles de tensión que se manejan en un robo, según su “mirada profesional”, sino también por fallas en el guion de La Casa de Papel.

En el robo al Banco Río los ladrones robaron más de 140 cajas de seguridad.

ALERTA SPOILER: EL BESO DE LA SECUESTRADORA

En la serie, Tokio (Úrsula Corberó, novia del “Chino” Darín) le da un beso en la boca a Alison Parker (María Pedraza), una de las rehenes en el interior de la casa de la moneda, una adolescente que sufre el bullying de sus compañeros de clase, también de rehenes. Para Vitette, esa escena “no tiene nada que ver” con lo que podría ocurrir de verdad en un robo. “Tenía ganas de chuponear a la otra. Atrapa al televidente, pero desde el punto de vista de mi vida anterior, eso no tiene nada que ver”, comenta.

Para el negociador del robo al Banco Río, serían inviables varios tramos de la serie.

¿UN ROMANCE IMPOSIBLE?

El Profesor (Álvaro Morte) - cerebro del robo en la serie - conoce, casi por casualidad, a la jefa del operativo, que justo fue a tomar un café en un bar cercano. “Están robando varios millones de euros con un montón de rehenes y la jefa policial abandona el comité de crisis y se va con un desconocido a tomar unas copas: en la realidad, a esa mujer la colgarían de las uñas por abandonar a un montón de rehenes”, dice Vitette.

En la serie ocurre todo lo contrario: la relación amorosa, incluso, hasta “triunfa”, casi directamente proporcional a la cantidad de dinero que van imprimiendo los ladrones.

Álvaro Morte, uno de los protagonistas de la exitosa serie española. Interpreta a El Profesor.

¿DÓNDE GUARDAR TANTA PLATA?

El robo de La Casa de Papel supera los mil millones de euros. Eso, además de ser muchísimo dinero y suficiente para que ocho ladrones vivan varias vidas, ocupa un espacio físico enorme, según Vitette. Para el negociador del robo al Banco Río ese es uno de los puntos más flojos de la serie. “Por el peso y el lugar físico necesitarían una flota de camiones, no uno solo y guardarlo adentro de unos barriles”, lanzó.

Para Vitette, sería imposible guardar tanto dinero en un solo camión.

LOS DESCUIDOS DEL PROFESOR

En un robo de verdad, dice Vitette, un verdadero cerebro que se encuentra fuera del escenario y tiene absoluto control virtual de todo lo que ocurre dentro del edificio. Según el ladrón del robo del siglo, sería inviable que pudiera abandonar su puesto de control. Y menos por ir detrás de un amor. Al menos así lo plantea Vitette.