por Alejo Paredes
17 Febrero de 2025 13:01
Con el estreno de Vinagre de manzana en Netflix, el fascinante y oscuro mundo de Annabelle "Belle" Gibson volvió a estar bajo los reflectores. Esta australiana, que se vendió al mundo como una joven luchadora contra el cáncer y gurú del bienestar, terminó siendo una estafadora con una historia digna de un thriller. Ahora, la miniserie protagonizada por Kaitlyn Dever no solo revivió su engaño en extensos seis capítulos de poco más de una hora cada uno, sino que también expuso nuevamente las grietas del multimillonario negocio del bienestar y la facilidad con la que la pseudociencia puede colarse en la vida de miles.
Gibson, nacida en 1991 en Launceston, Tasmania, construyó un imperio digital sobre una mentira. Afirmó haber sido diagnosticada con múltiples tipos de cáncer, incluido un tumor cerebral, y aseguraba haberlos combatido exclusivamente con una alimentación sana, terapia natural y cambios en su estilo de vida. Con esta historia, desarrolló The Whole Pantry, una aplicación de bienestar que prometía salud y equilibrio sin necesidad de tratamientos convencionales, poniendo así en jaque la opinión de oncólogos, expertos en salud y la medicina convencional. Rápidamente, se convirtió en una influencer adorada y hasta firmó contratos con gigantes como Apple y Penguin Books.
Pero lo que parecía una historia inspiradora se derrumbó en 2015 cuando se reveló que todo era falso. Gibson nunca tuvo cáncer. Nunca se curó con dietas milagrosas. Y lo más indignante: nunca donó las sumas de dinero que prometió a organizaciones benéficas. En otras palabras, jugó con la esperanza y el dinero de miles de personas para financiar un estilo de vida lujoso. La historia de Belle Gibson es un recordatorio de cómo la era digital ha facilitado la creación de personajes ficticios con audiencias reales.
Con una cuenta de Instagram cuidadosamente curada y un discurso diseñado para conmover, logró engañar a sus seguidores, a grandes corporaciones y hasta a los medios de comunicación. Su caída fue igual de rápida: cuando las inconsistencias en su historia comenzaron a salir a la luz, los periodistas de The Age destaparon la verdad, y Gibson pasó de ser una estrella del bienestar a un caso de estudio sobre fraudes modernos.
En 2017, la justicia australiana la multó con 410.000 dólares por engañar al público y por sus falsas promesas de donaciones benéficas. Sin embargo, a pesar del escándalo, Gibson nunca mostró verdadero arrepentimiento ni pagó la multa impuesta. Su silencio desde entonces solo viene alimentando el misterio sobre qué fue de ella. Netflix, con su olfato para historias impactantes, convirtió este caso en una miniserie que no solo cuenta la historia de Gibson, sino que también abre una conversación más amplia sobre el mundo del bienestar, la desinformación y la vulnerabilidad de quienes buscan alternativas a la medicina tradicional.
Vinagre de manzana no se conforma con mostrar el engaño de Gibson, sino que también pone el foco en las víctimas: personas con cáncer que, desesperadas por una cura menos agresiva que la quimioterapia, confiaron en su mensaje. La serie deja claro que Gibson no es un caso aislado, sino un síntoma de un problema mayor: la facilidad con la que las falsas promesas de curación pueden propagarse sin control. La historia de Belle Gibson y la llegada de Vinagre de manzana obligan a reflexionar sobre el papel de las redes sociales y el peligro de los "influencers" del bienestar, los cuales actualmente abundan en las plataformas digitales.
La verdadera Belle Gibson
Desde joven, Gibson mostró una tendencia a embellecer su historia personal. Afirmaba haber abandonado su hogar a los 12 años y haber sido educada en casa, aunque registros oficiales desmienten varias de sus declaraciones. Su ascenso público comenzó con la creación de "The Whole Pantry", una aplicación de recetas saludables lanzada en 2013, que supuestamente promovía el bienestar a través de la alimentación. La aplicación fue un éxito inmediato, logrando más de 200,000 descargas en su primer mes y obteniendo un contrato con Penguin Books para publicar un libro de cocina. Apple incluso la seleccionó para estar preinstalada en el Apple Watch.
Todo parecía indicar que Gibson estaba en camino a convertirse en la próxima gran influencer del bienestar. El problema era que todo su relato estaba basado en mentiras. Gibson aseguraba haber sido diagnosticada con cáncer cerebral terminal en 2009, enfermedad que supuestamente superó sin necesidad de tratamientos convencionales. También alegó tener cáncer en la sangre, el bazo, el útero, el hígado y los riñones, afirmando que su deterioro había sido causado por la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH). Durante años, miles de personas creyeron en su historia y adoptaron su estilo de vida "libre de química", siguiendo sus consejos para tratar enfermedades graves de forma natural. Sin embargo, las inconsistencias en sus relatos comenzaron a llamar la atención de los medios.
En 2015, una investigación del periódico The Age reveló que Gibson nunca había tenido cáncer. Médicos y especialistas confirmaron que no existía evidencia de que hubiera sido diagnosticada o tratada por la enfermedad. La revelación causó indignación en la opinión pública y provocó que empresas como Apple y Penguin Books cancelaran sus proyectos con ella. Además del fraude sobre su salud, se descubrió que Gibson había afirmado falsamente haber donado grandes sumas de dinero a organizaciones benéficas. En 2014, aseguró haber donado aproximadamente 300,000 dólares australianos a causas como la atención médica infantil y la educación en África.
Sin embargo, investigaciones periodísticas determinaron que solo había donado 7,000 dólares y que algunas organizaciones benéficas nunca habían recibido los fondos prometidos. Ante la ola de denuncias, en 2016 Consumer Affairs Victoria llevó a Gibson a juicio por publicidad engañosa y fraude. En 2017, el Tribunal Federal de Australia la multó con 410,000 dólares australianos, sanciones que hasta la fecha no pagó en su totalidad. En 2020 y 2021, las autoridades llevaron a cabo allanamientos en su casa para incautar bienes con el fin de cubrir parte de la multa.
El caso de Belle Gibson expuso el peligro de la desinformación en el ámbito de la salud. Su historia afectó a muchas personas, incluidas aquellas que rechazaron tratamientos médicos en favor de terapias alternativas inspiradas en sus consejos. Profesionales de la salud advirtieron sobre los riesgos de seguir recomendaciones médicas no verificadas y destacaron la responsabilidad de los medios y las empresas al promocionar figuras como Gibson sin hacer verificaciones adecuadas.