Más
Tendencias

Consumen LSD para rendir más en el trabajo

El ácido lisérgico es una sustancia ilegal que ha sido utilizada con diversos propósitos desde su invención. Ahora, en forma de microdosis, algunas personas la utilizan para mejorar el rendimiento laboral.

15 Septiembre de 2016 13:03

Albert Hofmann fue el químico e intelectual suizo que sintetizó LSD por primera vez, en 1938. Lo consumió recién unos años más tarde, en 1943, y experimentó con el psicotrópico durante toda su carrera.

Los usos que se le han dado a la sustancia a lo largo de su existencia son de lo más variados, y no sólo para situaciones de diversión nocturna. En 1967, el médico norteamericano Harold Alexander Abramson (especializado en alergias y pediatría) utilizó LSD en tratamientos para alcoholismo, neurosis, y desórdenes psicosomáticos. Comprobó que por encima de los 100 microgramos, la percepción psicosensorial mejoraba y se engrandecía. Algo así como si pasáramos de ver una serie en un televisor blanco y negro, a uno con full HD.

Para los años ´90, muchos pedían que se investigara el uso del psicotrópico para el tratamiento de estrés postraumático, autismo, y los trastornos alimenticios.

Hoy, ejecutivos de compañías, creativos publicitarios y diseñadores de distintos lugares del mundo, están utilizando pequeñísimas dosis de LSD, las denominadas microdosis, para rendir más en sus trabajos.

El diario El País de España entrevistó a un grupo de usuarios. Algunos de los testimonios recogidos son tan sorprendentes como controversiales. “Las microdosis me están ayudando a encontrar nuevos enfoques a la hora de desarrollar procesos, y me noto mucho más minucioso y detallista”, cuenta uno de los ellos, que reside en Madrid y prefiere no dar su nombre.

Los consumidores están de acuerdo en que las microdosis aumentan su concentración y multiplican sus resultados.

Al LSD se le atribuyeron propiedades cuasi milagrosas, como la de no tener efectos secundarios, sobre todo en dosis tan pequeñas. Pero a largo plazo los estudios aún no son concluyentes.

Otro de los usuarios de LSD consultados por El País, comenta en una línea no tan positiva: “noto que hago menos caso a la voz interior que me dice que no gaste o no coma más. Aún así adelgacé desde que consumo las microdosis. Me pongo menos límites, y eso a la larga podría ser un efecto no deseado”.

Iván Fornís es el responsable de Energy Control, un servicio de análisis de riesgo del consumo recreativo de drogas, y afirma: “las dosis de LSD que se ingieren en forma de microdosis (de unos 20 microgramos), son inferiores a las psicoactivas”. “El ácido lisérgico es muy inocuo hasta los 150 microgramos, que es la cantidad que podría provocar ansiedad. Si no hay patologías previas, es muy raro que tenga efectos adversos”, enfatiza. Pero advierte que: “sustancias como el LSD usadas con continuidad, presentan tolerancia al consumo”, lo que significa una necesidad de cantidades cada vez mayores para obtener los mismos efectos.