El conflicto en Medio Oriente, marcado por décadas de enfrentamientos entre Israel y Palestina, sigue siendo uno de los temas más complejos y polarizantes en el ámbito internacional. En este contexto, la productora Brasil Paralelo se instaló durante 30 largos días en Israel y Gaza para producir el documental From the River to the Sea, una obra que cautivó audiencias en Israel, Brasil y Portugal, y que ahora busca abrir un debate más profundo en el público latinoamericano con su llegada a la Argentina.
El documental, dirigido por Lucas Ferrugem, CEO de Brasil Paralelo, se adentra en las vidas de civiles, soldados y sobrevivientes que viven las consecuencias de este prolongado conflicto. Filmado durante un mes en Israel y la Franja de Gaza, el equipo de producción le contó a BigBang que enfrentó desafíos logísticos, como la barrera lingüística, y riesgos significativos, al trabajar en una región en constante tensión bélica. "Fue una experiencia intensa. Desde el primer día nos orientaron sobre cómo correr a los refugios en caso de alerta, algo que marcó la gravedad de la situación que estábamos documentando", relataron desde la productora.
Más allá de documentar las disputas políticas y territoriales, From the River to the Sea -de acuerdo con Brasil Paralelo- busca desentrañar las profundas motivaciones emocionales, ideológicas y culturales que perpetúan el conflicto. Desde Brasil Paralelo destacaron, por ejemplo, que las narrativas occidentales suelen simplificar esta realidad: "En Occidente, se tiende a buscar formas de alcanzar la paz, pero en Medio Oriente, el legado de violencia mutua lleva el disenso ideológico a sus últimas consecuencias, algo que queríamos plasmar en el documental".
El estreno del documental coincide con un año desde los trágicos eventos del 7 de octubre de 2023, cuando el grupo Hamás lanzó una ofensiva sin precedentes contra Israel. Este ataque dejó más de 1.200 muertos y cientos de secuestrados, incluidos siete ciudadanos argentinos. La respuesta israelí, que incluyó bombardeos masivos en Gaza, intensificó aún más la violencia en la región, dejando miles de muertos y desplazados. El documental aborda estas tensiones recientes, proporcionando un contexto histórico y emocional que conecta con las raíces del conflicto.
El asalto comenzó la mañana de un sábado, cuando Hamás, que controla la Franja de Gaza desde 2006, lanzó una ofensiva sin precedentes por tierra, mar y aire. Miles de cohetes fueron disparados hacia diferentes puntos de Israel. Mientras Hamás afirmó haber lanzado 5.000 proyectiles, las autoridades israelíes calcularon 2.000. Este ataque coordinado logró saturar la "Cúpula de Hierro", el sistema de defensa aérea israelí. En paralelo a los bombardeos, cientos de militantes palestinos lograron cruzar la frontera de Gaza hacia Israel, traspasando una valla de seis metros de altura equipada con la más alta tecnología de vigilancia, como cámaras, radares y sensores.
Sin embargo, la sofisticación de estas medidas no fueron suficientes para evitar la infiltración, que se produjo en más de 20 puntos a lo largo de los 65 kilómetros de frontera. Los combatientes usaron distintos medios de transporte como motocicletas, camionetas e incluso parapentes para avanzar en el territorio. Con cámaras GoPro y teléfonos móviles, los militantes palestinos grabaron las masacres, en las que más de 1.200 personas fueron asesinadas a sangre fría. Este ataque se produjo durante el sabbat, el día sagrado de descanso judío. Además de las muertes, cientos de personas, incluidos jóvenes, mujeres, niños y ancianos, fueron secuestradas.
Entre los lugares más afectados estuvieron pueblos fronterizos como los kibutz Nir Oz, Be'eri y Sederot, así como el festival Tribe of Nova, una celebración por la paz que se tornó en tragedia con el hallazgo de 260 cadáveres. En total, el ataque dejó 1.205 muertos y 251 personas tomadas como rehenes, de las cuales 97 aún permanecen cautivas. Ante esta agresión, Israel lanzó una represalia a gran escala en Gaza, con bombardeos por tierra, mar y aire que causaron al menos 41.876 muertos. El conflicto dejó inhabitables cerca de 80.000 viviendas y destruyó completamente 125 escuelas y universidades, mientras que el 90% de la población fue desplazada.
En Brasil Paralelo subrayaron la importancia de que el público argentino tenga acceso a esta obra: "Aunque ocurre en Medio Oriente, las consecuencias del conflicto son globales. En Argentina, el atentado a la AMIA en 1994 es un recordatorio de cómo estas tensiones pueden tener repercusiones locales". Asimismo, el documental busca desafiar la polarización de opiniones, fomentando un entendimiento más amplio y matizado del conflicto. "Nuestro objetivo es democratizar el acceso al conocimiento, ofreciendo perspectivas que normalmente no llegan al público debido a barreras lingüísticas o geográficas", explicaron.
En From the River to the Sea, esto se refleja en los testimonios directos de miembros de las Fuerzas de Defensa de Israel, civiles en Gaza y hasta ex combatientes, quienes aportan una visión multifacética de la situación. El documental no busca ofrecer respuestas simples ni soluciones definitivas, sino plantear preguntas y abrir un espacio para la reflexión. De esta manera, invita al público a explorar un conflicto que, aunque lejano en la distancia, tiene profundas implicaciones para el entendimiento global de la paz, la justicia y la convivencia. El material audiovisual promete ser un aporte significativo para quienes buscan comprender el mundo en su complejidad.
Entrevista a Brasil Paralelo
¿Qué motivó a Brasil Paralelo a crear un documental sobre el conflicto en Medio Oriente, y cuál fue el proceso para elegir los testimonios y los temas abordados?
- Nuestra primera motivación fue descubrir qué está sucediendo realmente en el Medio Oriente. Fuimos a Israel sin estar atados a ninguna narrativa, buscando entender las razones detrás de la guerra actual, y dejamos que ambos lados hablaran por sí mismos. Para que esto fuera posible, consultamos a profesionales que viven tanto en Gaza como en Israel para saber cuáles serían los nombres más adecuados para hablar sobre cada lado del conflicto.
Además, realizamos nuestra propia investigación para definir la lista de nombres que entrevistaríamos, así como formulamos las preguntas de acuerdo con el perfil de cada uno de estos entrevistados, buscando extraer el máximo de contenido posible. Al final, sumando la investigación histórico-geopolítica que realizamos y las respuestas que obtuvimos, pudimos ver cuáles eran los temas más recurrentes e importantes que debíamos abordar en el corte final de la película.
¿Cuáles fueron los principales desafíos logísticos y de seguridad que enfrentó el equipo durante los 30 días de filmación en Israel y Gaza?
- Hubo muchos desafíos, el principal de ellos fue la barrera lingüística, ya que el árabe y el hebreo son dos idiomas totalmente diferentes para nosotros. Fue la primera vez que empleamos un equipo de traducción simultánea, así que estábamos un poco preocupados si eso funcionaría. Tuvimos algunos contratiempos inicialmente, pero al final fue una excelente elección. Incluso después del viaje, todavía tuvimos que buscar traducción y subtítulos para las entrevistas para que el resto del equipo en Brasil pudiera analizar y separar el material grabado, así que de hecho la barrera lingüística fue el principal desafío.
También hubo el temor de grabar en medio de una guerra. El primer día en Israel fuimos orientados sobre las medidas de seguridad y la necesidad de correr a los bunkers en caso de alerta. Éramos un equipo de 4 personas y necesitábamos ser muy ágiles en cuanto a la movilización en el montaje de los equipos y el transporte hasta los lugares de grabación, sabiendo que en cualquier momento las sirenas podrían sonar y tendríamos que dejar todo y correr al refugio. Sin mencionar los diversos vuelos cancelados, las interrogaciones por parte de los guardias de seguridad en los aeropuertos, los largos viajes y las escalas agotadoras. En general, fue una experiencia bastante intensa y desafiante, pero que nos aportó mucho conocimiento.
¿Qué aspectos considera Lucas Ferrugem que el enfoque occidental pierde o no logra reflejar del conflicto israelí-palestino, y cómo intenta este documental llenar ese vacío?
- La perspectiva occidental tiende más a buscar formas de encontrar la paz. Tiene que ver con la tradición occidental y es algo muy bueno, porque incluso con tantas dificultades en nuestra cultura, buscamos la paz y creemos en ella. En el Medio Oriente, las personas a menudo creen que tienen el derecho de matar a otras personas debido al legado de violencia mutua existente. Es el disenso ideológico llevado a las últimas consecuencias: territorial, existencial, primitivo. Esta es una realidad que aún existe y, inevitablemente, la perspectiva de quienes piensan así tiende a ser muy diferente y a menudo socava las perspectivas de solución que creemos aquí.
Desde la perspectiva de Brasil Paralelo, ¿cómo impacta la narrativa simplificada del conflicto en la opinión pública y qué cambios espera lograr From the River to the Sea en la comprensión del conflicto?
- Se suele decir que "la primera víctima de la guerra es la verdad". Se comete una gran injusticia contra las víctimas cuando se simplifican las causas y consecuencias detrás de una guerra tan compleja como la que está ocurriendo hoy en el Medio Oriente. Actualmente estamos viendo aquí en Occidente la discusión polarizada entre izquierda y derecha, pero al observar un caso complejo como este entre Israel y Palestina, percibimos que esta visión occidental es muy simplista, incluso porque la información proveniente del Medio Oriente pasa por muchos filtros antes de llegar a la población general. Nuestro objetivo fue presentar la información que obtuvimos allí sin filtrarla, permitiendo que la población general pueda ver lo que está sucediendo, entender y sacar sus propias conclusiones sobre esta guerra.
¿Por qué es importante que el público en Argentina, y en América Latina en general, tenga acceso a una obra como From the River to the Sea en este momento particular de la historia?
- Aunque los acontecimientos ocurren en el Medio Oriente, las consecuencias se sienten en todo el mundo. Una gran parte de la población mundial se identifica de alguna manera con esta región, ya sea por razones religiosas, étnicas o ideológicas. Vemos protestas en universidades y en avenidas concurridas que claman tanto por el regreso de los rehenes capturados por Hamas en el atentado del 7 de octubre, como por el fin del ataque israelí contra Gaza y, ahora también, Líbano e Irán.
Hablando de estos últimos detalles, es importante recordar que lo que sucede hoy en el Medio Oriente forma parte de un gran juego de intereses geopolíticos que involucran a países externos, no solo a Estados Unidos, sino también a Brasil - que permitió que barcos iraníes atracaran en Río de Janeiro en 2023 -, así como a la propia Argentina, que fue escenario de un ataque terrorista contra la comunidad judía en 1994, en la AMIA. Es evidente que, en el mundo globalizado en el que vivimos hoy, los conflictos locales pueden tener consecuencias internacionales. Y más importante que saber esto es recordar todas las historias de las víctimas y todo el sufrimiento que todo esto causa.
Con la producción de contenidos como La Derrocada Argentina y From the River to the Sea, ¿cuál es la misión de Brasil Paralelo al explorar temas internacionales y complejos?
- El mundo está cada vez más conectado entre países. Con el tiempo, sentimos que el interés de las personas se vuelve más internacional y esperamos contribuir a aquellos que tienen curiosidad por saber más sobre otras culturas y países.
¿Qué respuesta recibieron hasta ahora de audiencias en países como Israel, Brasil y Portugal con este documental? ¿Qué impacto esperan en el público argentino?
- Estamos muy contentos de saber que la película también funciona en otros países. Es la primera vez que tenemos cientos de miles de espectadores internacionales. Esto nos motiva mucho porque sabemos que no hicimos una película con un ángulo excesivamente brasileño. Es más abarcadora que eso, lo cual termina siendo bueno para todos.
¿Cuál es el papel de Brasil Paralelo en la formación de opinión pública sobre temas políticos y sociales sensibles?
- El papel de Brasil Paralelo es contribuir al aumento del repertorio disponible para consulta de la sociedad y también democratizar el acceso al conocimiento. Doblamos y subtitulamos, en varios idiomas, contenidos de personas que tienen mucha autoridad en lo que dicen, dando a las personas más acceso a perspectivas que, por barreras lingüísticas y territoriales, tienen poca repercusión. Esto aumenta la fortuna crítica disponible sobre el tema y permite que las personas tengan una mayor amplitud al considerar sus posiciones, que en el fondo siempre será una decisión individual e intransferible.
¿Cómo maneja Brasil Paralelo el balance entre el rigor investigativo y la sensibilidad de las historias personales en sus documentales?
- Las historias personales siempre conectan y aportan textura a las ideas y acontecimientos que se están retratando. Cuando alguien confía en la producción hasta el punto de autorizar la exposición de una historia así, nos sentimos muy felices y esperamos conducirla con responsabilidad en la medida en que es de interés público y contribuye al tema. El rigor investigativo debe ser absoluto, no se debe ser permisivo consigo mismo.
El ser humano ya posee muchos sesgos que dificultan la búsqueda de la verdad, si uno es permisivo consigo mismo, aumenta aún más el riesgo de que esos sesgos contaminen su elaboración. El criterio final es siempre la conciencia de que se hizo lo máximo que se podía hacer, sin intentos de subterfugios o evasión del tema.