El Comité Olímpico Internacional (COI) resolvió que, en los Juegos Olímpicos que se están desarrollando en la ciudad francesa de París, los deportistas rusos no puedan participar representando a su bandera, pero en cambio sí se lo permitió a Ucrania y sobre todo a Israel, país que está bombardeando Gaza y asesinando a civiles. Una vez más, la hipocresía a la orden del día.
Lejos de mantenerse aislado de decisiones políticas y promover el libre desarrollo del "espíritu olímpico", el COI, como si fuera una competencia más en la cual quiere llevarse el oro, desarrolló una doble vara sobre los distintos conflictos bélicos en el Mundo. Por un lado, no les permitió a los deportistas rusos participar con la bandera de su país del certamen olímpico, cometiendo un gravísimo error, al demostrar que los señala como responsables de la guerra que se está desarrollando entre Rusia y Ucrania.
Es el mismo COI el que jamás expulsó de un Juego Olímpico a Estados Unidos pese a todas las invasiones que realizó a nivel mundial. Pero para peor, el organismo presidido por Thomas Bach tomó partido por Israel y permitió que su país participara en París y sus atletas paseen en el Río Sena durante la ceremonia, pese a están generando un genocidio al pueblo palestino con los constantes asedios militares en la franja de Gaza.
Es decir, la hipocresía queda al descubierto cuando culpan a los deportistas rusos de las decisiones tomadas por la política, pero perdonan a los israelíes de los ataques promovidos por el gobierno de Benjamín Netanyahu. O quizás, hasta nos podríamos preguntar si, desde el COI están de acuerdo con las muertes de miles de niños.
Sin embargo, esta quietud y doble moral ha tenido respuestas en dos deportistas, el judoca marroquí Abderrahman Boushita se negó a saludar a su vencedor, el israelí Baruch Shmailov. Mientras que el judoca argelino Messaoud Redouane Dris, dio un paso más osado para solidarizarse también él con Palestina, decidiendo excederse de peso en la balanza, y así evitó medirse contra el israelí Tohar Butbul.
De esta manera, desde el Comité Olímpico defienden una vez más su negocio más que los valores del deporte. Un claro ejemplo de esto, es ni más ni menos que Gerardo Werthein, nombrado hace unos días nuevo vicepresidente del organismo, no hizo nada para que el Comité Olímpico Argentino elevara una queja sobre el escándalo que sufrió la selección argentina de fútbol en su derrota frente a Marruecos por 2 a 1.
Tampoco hizo mención a los abucheos que reciben los deportistas argentinos cada vez que suena el himno nacional. Así, queda claro que el embajador de Milei en Estados Unidos, entendió rápido como Bach que primero está el show, no importa si para eso, hay que tener un oro en hipocresía.