El desastre natural que asoló las costas de Japón el 11 de marzo de 2011 dejó el trágico saldo de más de 15.000 muertos y unos 2600 desaparecidos. La furia de la lengua marina que literalmente se tragó la tierra firme arrastró consigo todas esas vidas, autos, casas, edificios y además arrojó infinidad de objetos al mar.
Objetos que pertenecían a las personas, que portaban historias, que hablaban de su pasado y su presente. Mucho de todo eso se hundió, pero en la actualidad aún hay objetos flotando a lo largo de la costa americana, sujetos a los caprichos de las mareas, portando historias extraordinarias.
Algunos, milagrosamente, regresaron a manos de sus dueños originales. Como la Harley Davidson encontrada en 2012 por Peter Mark, que aún estaba dentro de su contenedor. El dueño, Ikio Yokohama, decidió donarla para ser exhibida en el Museo Harley de Mailwaukee en homenaje a quienes perdieron sus vidas en el desastre.
El dueño se negó a restaurar la Harley para rememorar lo sucedido.
Misaki Murakami, era un joven de 16 años que perdió todo cuando el tsunami se tragó su casa. Yumi Baxter, una japonesa residente en un pueblo de la costa de Alaska, encontró una pelota de fútbol en la playa. Llevaba un mensaje escrito en japonés, con deseos de buena fortuna. Pertenecía a Misaki, era un regalo de sus compañeros de estudio. La providencia y la voluntad de Yumi lograron que esa pelota volviera a su dueño.
En el mensaje, los amigos saludaban a Misaki, sin imaginar que la pelota recorrería el mundo.
Aún hoy se siguen hallando objetos que se resisten a ser olvidados, como si tuvieran vida propia. Y deseando volver a manos de sus dueños, que todavía están en el proceso de reconstruir sus vidas.